MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
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Se trata de la primera detección de un agujero negro de masa estelar en la Vía Láctea, cuya proximidad ofrece un objetivo de estudio único para avanzar en la comprensión de la evolución de los sistemas binarios, informa en un comunicado NoirLab, que opera el telescopio.
Los agujeros negros son los objetos más extremos en el universo. Es posible que las versiones supermasivas de estos inimaginables y densos objetos astronómicos se encuentren en el centro de las galaxias más grandes. Sin embargo, los agujeros negros de masa estelar, cuyo peso aproximado es entre cinco a 100 veces la masa el Sol, son muchos más comunes en el universo, con un número estimado de ellos de alrededor de 100 millones solo en la Vía Láctea.
No obstante, hasta la fecha solamente se han confirmado unos pocos, casi todos activos, lo que significa que "brillan" intensamente en rayos X a medida que consumen material de un compañero o compañera estelar cercano, a diferencia de los agujeros negros inactivos que no lo hacen, como el recién descubierto.
Los astrónomos han denominado este agujero negro inactivo como BH1. Pesa cerca de 10 veces la masa del Sol y está ubicado en la constelación de Ofiuco. A 1.600 años luz, es tres veces más cercano a nuestro planeta que el anterior record, una binaria de rayos X ubicada en la constelación del Monoceros.
El nuevo descubrimiento fue posible gracias a observaciones precisas del movimiento del acompañante del agujero negro, una estrella similar al Sol que lo orbita a una distancia aproximadamente similar a la de la Tierra con respecto al Sol.
Originalmente, el equipo identificó que el sistema albergaba potencialmente un agujero negro, mediante el análisis los datos de la sonda espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea, la cual había capturado las diminutas irregularidades en el movimiento de la estrella causada por la gravedad de un objeto invisible y masivo.
Para explorar el sistema en mayor detalle, Kareem El-Badry, astrofísico del Centro de Astrofísica