SEÚL, Corea del Sur (AP) — Durante días, las autoridades norcoreanas han estado furiosas por las maniobras militares entre Washington y Seúl, y anunciaron que responderían enérgicamente. Esa respuesta se dio esta semana cuando Corea del Norte disparó casi 30 misiles en un lapso de dos días, incluida un arma de corto alcance que cayó en aguas próximas a la frontera marítima con Corea del Sur y un misil balístico intercontinental que obligó a Japón a emitir una alerta de evacuación y suspender el servicio ferroviario.
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Se trató de una fuerte intensificación en las pruebas en un año en el que Pyongyang ha efectuado el mayor número de lanzamientos de prueba de misiles en su historia, situación que plantea una pregunta importante: ¿Hasta dónde llegarán los norcoreanos?
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El guión de Corea del Norte ha sido elevar continuamente las provocaciones para llamar la atención de Estados Unidos y después negociar una disminución de las sanciones u otras concesiones situándose en lo que considera una posición de poder.
La barra para lograr llamar la atención está más elevada en la actualidad porque Estados Unidos se encuentra inmerso en sus próximas elecciones mientras que Rusia y Occidente están enfrascados en la guerra en Ucrania. Eso podría significar que Corea del Norte tenga que hacer más para conseguir la reacción que pretende, pero también incrementa la posibilidad de que Pyongyang pudiese terminar presionando demasiado a Corea del Sur. De hecho, hay una creciente discusión en Seúl en torno a crear su propio programa nuclear.
Desde hace tiempo los observadores de Corea del Norte han esbozado los diversos niveles que Pyongyang usa para manifestar su ira. En la parte inferior de la lista figura el uso de retórica enérgica en la prensa controlada por el Estado. Después puede avanzar hacia disparos de misiles de corto alcance como hizo el miércoles.
Posteriormente podrían seguir los disparos de prueba de largo alcance, incluidos misiles balísticos intercontinentales, como el lanzado el jueves desde la zona de Pyongyang, o misiles de alcance intermedio como los disparados por Pyongyang que han cruzado el archipiélago japonés en el pasado, muy al interior del Océano Pacífico. En el primer lugar de la lista figura la detonación de prueba de uno de sus artefactos nucleares.
Cada nuevo nivel aumenta las de por sí elevadas tensiones en la península de Corea, donde cientos de miles de efectivos de ambas partes y de Estados Unidos se mantienen vigilantes a lo largo de la frontera más armada del mundo.
Y aunque un derramamiento de sangre en estos días es bastante inusual (en contraste con los 50 surcoreanos muertos en ataques en 2010), el alto número de efectivos provistos con armas poderosas en una zona geográfica relativamente confinada aumenta las posibilidades de que un error de cálculo pueda devenir en un enfrentamiento.
Uno de los 23 misiles disparados el miércoles cayó bastante cerca de una isla surcoreana, donde sonaron las sirenas de ataque aéreo y los habitantes se dirigieron a refugios subterráneos. Otro misil cayó a 26 kilómetros (16 millas) de la frontera compartida entre las Coreas.
La angustia no fue menor debido a que horas antes Corea del Norte había amenazado con utilizar armas nucleares para que Estados Unidos y Corea del Sur “paguen el precio más terrible en la historia”.
Tras la valoración inicial de que el misil balístico intercontinental disparado el jueves pasaría por encima de su región norte, Japón emitió alertas para los habitantes de las prefecturas de Miyagi, Yamagata y Niigata, a quienes indicó que se dirigieran a inmuebles firmes o a lugares en el subsuelo. Las fuerzas armadas del país dijeron después que perdieron el rastro al misil en aguas entre la península de Corea y Japón, y que no hubo sobrevuelos.
Durante meses, funcionarios surcoreanos y estadounidenses han estado a la expectativa de que Corea del Norte efectúe un ensayo nuclear. Se trataría de la séptima prueba de su tipo, y Pyongyang enfrentaría sanciones incluso más severas en las Naciones Unidas. Se desconoce si Rusia y China, que habitualmente han protegido a Corea del Norte, permitirán a la ONU imponer medidas más severas contra el gobierno norcoreano.
Es importante destacar que cada prueba de armas de Corea del Norte —se trate del misil de más corto alcance o de una bomba nuclear— acerca a los científicos de Pyongyang a su objetivo final de conseguir un arsenal atómico totalmente funcional con capacidad para atacar cualquier ciudad en territorio continental de Estados Unidos.
Un análisis reciente basado en imágenes de satélite mostró los impresionantes avances de Corea del Norte en cuanto a nuevas construcciones en su Base de Lanzamiento de Satélites de Sohae.
Además de ampliar su capacidad para enviar al espacio vehículos de satélites, la base podría “apoyar el desarrollo tecnológico también utilizable en los programas emergentes de misiles balísticos intercontinentales de Corea del Norte”, escribieron Joseph S. Bermudez Jr., Victor Cha y Jennifer Jun, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.
Los lanzamientos mas recientes siguen a una cadena de pruebas de Pyongyang con misiles de capacidad nuclear. Y una nueva ley norcoreana autoriza el uso preventivo de armas atómicas en una amplia gama de situaciones, aunque existe una duda generalizada de que utilice esas bombas primero frente a las fuerzas estadounidenses y surcoreanas.
Corea del Norte afirma que está respondiendo a las maniobras militarse efectuadas por Corea del Sur y Estados Unidos, las cuales considera un ensayo para una invasión.
Sin embargo, Pyongyang está bien consciente de lo que está ocurriendo en el mundo, en especial en lo que se relaciona a sus enemigos. El mandatario estadounidense Joe Biden se dispone a viajar a Asia para asistir a diversas cumbres y enfrenta este mes las cruciales elecciones de mitad de periodo.
Muchas cosas compiten por llamar la atención de Biden, aunque anteriormente Pyongyang ya ha realizado pruebas de armas en fechas próximas a los comicios estadounidenses, presumiblemente con el propósito de subir de lugar en la lista de asuntos de interés del presidente en política exterior.
Está también la guerra en Ucrania, donde Rusia ha sufrido una serie de reveses en últimas fechas. Corea del Norte podría considerar que Moscú, que la ha apoyado durante décadas al igual que al ejército norcoreano, pudiera beneficiarse de la distracción que las pruebas de misiles causen a Washington.
Y la serie de pruebas también tiene lugar en momentos en que Corea del Sur llora la muerte de más de 150 personas ocurrida durante la estampida de una multitud que festejaba el Halloween, la peor tragedia en el país en años.
Sin embargo, otra prueba nuclear de Corea del Norte también podría ser peligrosa para el gobierno del país, escribió en fecha reciente Jeffery Robertson, profesor asociado de estudios diplomáticos en la Universidad de Yonsei.
“En los últimos 30 años, se ha establecido un equilibro mínimo entre la capacidad convencional de guerra vastamente superior de Corea del Sur (y su alianza con Estados Unidos) y la incipiente capacidad de armas nucleares de Corea del Norte”, agregó.
Pero si Seúl busca obtener su propia capacidad independiente de armas nucleares, “este equilibrio deja de existir”.
Sin embargo, no hay que esperar que eso detenga a Corea del Norte en el corto plazo, ya que parece que Pyongyang utilizará todo su arsenal para conseguir lo que desea.