El Banco Central Europeo (BCE) volvió a realizar un importante aumento a las tasas de interés destinadas a controlar la inflación, el ritmo más rápido de incrementos en la historia del euro. Lo que plantea dudas sobre hasta dónde pretende llegar el banco ante la amenaza de recesión que se avecina.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, dijo a los periodistas que la economía de la eurozona se debilitará a inicios del año entrante. También agregó que la inflación está reduciendo los ingresos reales de las personas y elevando los costos de las empresas, además de frenar el gasto y la producción.
El consejo de gobierno, de 25 miembros, reunido en Fráncfort elevó sus tasas de interés de referencia en tres cuartos de punto porcentual, igualando su aumento récord del mes pasado y adoptando la misma estrategia de la Reserva Federal. El banco central estadounidense, elevó las tasas en tres cuartos de punto por tercera vez consecutiva el mes pasado.
En apenas tres meses, el banco europeo ha elevado las tasas para los 19 países de la zona del euro en dos puntos porcentuales, un rango que tardó 18 meses durante su última fase extendida de aumentos en 2005 a 2007 y 17 meses en 1999 a 2000.
Las tasas de interés de los bancos centrales impactan los costos de los créditos para empresas y consumidores. El objetivo de los incrementos es frenar la inflación alimentada por los altos precios de la energía vinculados a la guerra de Rusia en Ucrania, las alteraciones en las cadenas de suministro posteriores a la pandemia de Covid-19 y la reactivación de la demanda de bienes y servicios después de que disminuyeron las restricciones por el Covid-19.
Los aumentos de un cuarto de punto por lo general han sido la norma para los bancos centrales, pero eso fue antes de que la inflación se disparara a 9.9% en la eurozona y a 8.2% en Estados Unidos, su nivel más alto en casi 40 años.
La inflación priva a los consumidores del poder adquisitivo, lo que genera temores de una posible recesión para fines de este año o principios del próximo, tanto en Estados Unidos como en la zona euro, por su parte, el BCE prevé que la inflación caerá un 2,3% a finales de 2024.
Las tasas más altas pueden controlar la inflación al encarecer el endeudamiento, el gasto y la inversión, lo que reduce la demanda de bienes. Pero el esfuerzo concertado para subir las tasas también ha generado preocupaciones sobre su impacto en el crecimiento y en los mercados de acciones y bonos.
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