MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
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Durante su discurso con motivo de la ceremonia de investidura como doctora honoris causa de la Universidad Complutense de Madrid, ha recordado que en los años 90 era romántica y escribió 'El fin del hombre rojo' pero ha lamentado que ahora ve que de nuevo "el hombre rojo está llevando la guerra a Ucrania". "Este es el hombre que comete crímenes en Bucha", ha añadido.
La Premio Nobel, que abandonó Bielorrusia en septiembre de 2020 para establecerse en Berlín (Alemania), tras ser perseguida por las autoridades de su país natal, ha apuntado como en 2020 Bielorrusia comenzó una revolución, con centenares de miles de personas en las calles, con procesiones de mujeres y niños con globos.
"Todavía éramos románticos como en los años 90 y pensábamos que la libertad era simplemente una fiesta. No queríamos sangre, no queríamos disparar, no queríamos volver a quemar, pensábamos que podíamos hablar con el poder. Pensábamos que en el año 2021 era impensable que una revolución se hiciera con sangre. Nuestra revolución gustó al mundo, tuvo una autoridad moral muy grande, pero perdimos", ha manifestado la escritora, que asegura que no se perdió del todo porque la gente sigue queriendo la victoria, mejorar la vida, aunque lo cierto es que las cárceles de su país están "más que llenas y las condiciones son tremendas".
Ha expuesto como los jóvenes están condenados a periodos "fantásticos" de entre 10 y 20 años de cárcel por haber participado en las protestas a pesar de que son "las personas del futuro".
En ese sentido, ha comparado la situación con Ucrania, donde "mucha" gente muere pero, a pesar de que la gente pensaba que los tanques rusos aplastarían Ucrania, está "está ganando". Es por ello, que ha entendido que tiene que "seguir con la historia del Homo Rojo".
Por ello, ha explicado que ha vuelto a escribir sobre la revolución de Bielorrusia, sobre lo que ocurre en Ucrania pero confiesa que a veces se desespera cuando después de dedicar "demasiado tiempo estudiando el mal" pone la tele por la mañana.
"¿Cómo encuentro las palabras para expresar todo esto? Confieso, yo también me desespero a veces. Parece que una palabra ya no puede vencer el mal, pero cuando ves como se porta la gente en los juicios, qué entrevistas dan los soldados en Ucrania entiendes: no, es diferente la situación", confía esperanzada porque asegura que "realmente en las personas hay más bien que mal" por lo que seguirá adelante y escribirá sobre la gente para ayudarla a "intensificar" su espíritu.
En ese sentido, ha manifestado: "Todos hoy necesitamos espíritu porque realmente somos todos rehenes del chantaje nuclear ruso. Necesitamos este espíritu, tenemos que vencer. No podemos volver a caer a la edad medieval".
La escritora bielorrusa ha dedicado más de 40 años a estudiar la idea del comunismo y a dar voz a la "gente humilde, pequeña" que contaba como vivía y mataba por las ideas. Aleksiévich ha dicho que quería escribir todos estos libros para que la experiencia de las fosas comunes no se repita. "En los años 90 cuando salió al escenario Gorvachov salíamos a las calles y gritábamos libertad, libertad, aunque nadie sabía lo que era la libertad", rememora.
Y así, ha añadido que "nunca" pensaron que después de haber ganado al comunismo se llegaría a un tiempo como el de hoy donde se está haciendo "prácticamente el fascismo ruso" y se da cuenta de que el comunismo "todavía no está muerto" y en Ucrania se están llevando a cabo las batallas principales.
"Esperemos que pongan fin al comunismo", ha deseado la nueva doctora honoris causa de la UCM que advierte de que en esta parte de la ex-Unión Soviética donde está Rusia, Ucrania y Bielorrusia la "gran riqueza consiste no en el gas o el petróleo sino las ideas".
Durante la presentación de la nueva doctora, la secretaria de la UCM, Araceli Manjón, ha expuesto que la UCM ha visto relevantes los méritos que concurren en Svetlana Aleksiévich por su "extraordinaria" aportación al conocimiento de las mentalidades y comportamiento de la gente corriente bajo el dominio del imperio de la URSS mediante una modélica e inusual fusión de periodismo en profundidad, literatura de no ficción e historia sociocultural al servicio del desvalimiento riguroso la memoria histórica de las víctimas y verdugos de una época decisiva del pasado reciente de Eurasia.
Junto a la Premio Nobel, han sido investidos nuevos doctores honoris causa el novelista y analista británico Christopher William Edgar Bigsby y al vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Edgardo Barbieri.