BRUSELAS (AP) — Los líderes de la Unión Europea iniciaron un período crucial esta semana para asegurar que los precios de la energía y la escasez de suministros no hundan sus economías y provoquen disturbios. Al mismo tiempo, deben mantener unidos a sus 27 miembros en la oposición al presidente ruso Vladimir Putin.
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De cara a una cumbre que comenzará el jueves, la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, presentó el martes un plan que busca conciliar las enormes diferencias entre los que quieren imponer un tope común a los precios y los que piensan que esa medida reduciría aún más los suministros a la industria y los negocios.
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Durante el próximo fin de semana, los líderes de la UE buscarán un acuerdo, por difícil que resulte.
El presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, dijo a los 27 líderes en su carta de invitación que hay tres objetivos: reducir la demanda, garantizar el suministro y contener los precios.
“Europa enfrenta su semana de la verdad”, dijo el primer ministro belga Alexander De Croo. “Esta semana es acertar o morir”.
Los países miembros de la UE comprendieron rápidamente que su dependencia de la energía rusa era un error político colosal. Se dieron cuenta de ello apenas Putin invadió la vecina Ucrania el 24 de febrero. Y en medio de las sanciones al sector energético ruso, el bloque de naciones ricas, que comprende 450 millones de habitantes, tratar de encontrar la manera de impedir que las temperaturas gélidas penetren en los hogares de los más pobres y que los negocios quiebren por falta de energía accesible.
Con las quejas de los nacionalistas y los populistas de derecha contra el enfoque común, la capacidad de hallar una estrategia conjunta de salida de la crisis podría tener un impacto directo sobre el bloque del futuro.
“El próximo invierno podría destrozar el sentimiento europeo, la sensación de pertenencia compartida, la confianza mutua entre los países europeos y la adhesión emocional de los ciudadanos a la idea de Europa”, dijo Pawel Zerka, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
De Croo, jefe de gobierno de uno de los países que ha demostrado mayor adhesión a la UE, sabe que no es momento de vacilaciones. “La hora de los pretextos ha quedado atrás”, dijo. “Si la UE todavía quiere ser válida, contener los precios de la energía y proteger mejor a las familias y los negocios en esta guerra energética, es hora de que lo demuestre”.
La Comisión Europea trató de hallar terreno común entre Alemania, la primera economía europea y que no respalda un tope a los precios, y otros países convencidos de que el tope no provocará una caída de la oferta en el mercado.
Propuso un mecanismo temporario de corrección que entraría en funcionamiento en circunstancias excepcionales y la creación de un nuevo índice del gas que refleje mejor el mercado tras la drástica reducción de importaciones de gas ruso a través de los gasoductos.
En medio de un panorama de agitación social en potencia, los mandatarios de la UE parecen dispuestos a acordar un sistema para la compra conjunta de gas a fin de impedir que los Estados miembros sigan pujando unos contra otros para elevar las reservas y elevar los precios. Bajo la propuesta de la comisión, el gas natural que arriba desde Rusia quedaría excluido del plan.
Anticipando la escasez durante el invierno, la UE ha acordado reducir el consumo de gas en 15%. La CE sugirió el martes reforzar las normas de solidaridad a fin de que en un caso de emergencia un miembro pueda recibir gas de otros.