Resolver el problema del cambio climático --una expresión cada vez más popular que alude al calentamiento del planeta causado por los humanos a través de la emisión de dióxido de carbono y metano, producidos por el carbón, el petróleo y el gas natural-- es un asunto cada vez más acuciante. Año tras año, aumenta la alarma expresada por científicos, funcionarios y activistas.
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El informe más reciente del principal organismo mundial abocado al clima hizo una preocupante evaluación de las posibles consecuencias si no se hace algo para contener el calentamiento mundial. Ya se registran eventos climáticos más extremos en todo el mundo, desde sequías más frecuentes, prolongadas e intensas y olas de calor hasta inundaciones devastadores y huracanes más fuertes. Todos estos fenómenos son atribuidos al menos en parte al cambio climático.
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Cómo se llegó a este punto, los efectos --actuales y futuros-- del cambio climático y lo que se debe hacer, son todos temas que los expertos vienen analizando desde hace décadas.
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NOTA DE REDACCIÓN: Este despacho es parte de una serie sobre los problemas más graves asociados con el cambio climático, el papel de la ciencia, el impacto del calentamiento del planeta y lo que se hace para lidiar con este tema.
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Se están tomando medidas y aumenta la movilización, pero la ciencia detrás de todo esto no es nada nueva.
Los científicos vienen hablando de la posibilidad de que algunos gases y el vapor del agua atrapen calor en la atmósfera desde principios del 1800. Y en los últimos 60 años los investigadores han estado notando un aumento en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, gracias a un centro de monitoreo de CO2 en Mauna Loa (Hawái).
Los meteorólogos, por su parte, saben desde mediados del siglo 20 que el clima es un “sistema dinámico, que cambia constantemente, tal vez vulnerable a fuerzas y alteraciones externas”, según Martin Mahony, experto en geografía humana de la University of East Anglia que estudia la historia de la ciencia climática y su relación con la política.
A esto se le suma la certeza de que los niveles de CO2 van subiendo, lo que hizo que los científicos se diesen cuenta de que este puede ser un asunto grave.
“En la década de 1960 empezaron a organizarse conferencias y talleres sobre ‘el problema del CO2’. Meteorólogos, geofísicos y otros expertos comenzaron a analizar el impacto de esto de una forma muy abstracta y teórica”, dijo Mahony.
Pero este desafío teórico pronto pasó a ser una realidad inquietante.
Hacia fines de los años 80, se creó el Grupo Intergubernamental de Cambio Climático para que estudiase el calentamiento del planeta y si los humanos tenían algo que ver con ese fenómeno.
Desde su primer informe, de 1990, se estableció un claro vínculo entre los combustibles fósiles y el calentamiento global. El carbón, el petróleo y el gas natural usados para generar electricidad, calefacción, en el transporte y en industrias como la siderúrgica y la producción de cemento, junto con los gases de la agricultura y los gases refrigerantes, están quemando el planeta.
Los científicos dicen que la temperatura mundial promedio aumentó 1,1 grados Celsius (2 Fahrenheit) desde mediados del siglo 19, intensificando el calor, haciendo subir el nivel del mar y causando desastres climáticos. Los expertos advierten que habrá más catástrofes climáticas a medida que aumentan las temperaturas.
“No se trata solo de olas de calor, sequías, incendios forestales y huracanes. Esto va a afectar la disponibilidad de agua, de alimentos... Va a ser un tema de seguridad nacional”, manifestó el experto climático de la Brown University Kim Cobb.
Los habitantes de las naciones menos desarrolladas y de las comunidades más pobres son generalmente los más vulnerables al cambio climático. Muchos piden a las naciones ricas, como Estados Unidos y Europa, que son las que más contaminación generan, que ayuden a los países pobres a contrarrestar este fenómeno y reduzcan su uso de combustibles fósiles. Sin embargo, cuesta ponerse de acuerdo.
En la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el clima del 2015 en París, sin embargo, se acordó limitar el calentamiento a “mucho menos” de 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit), con el objetivo de que el incremento promedio no pase de los 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit).
El uso de combustibles alternativos a los fósiles, como las energías solar y eólica, debe aumentar significativamente para que se pueden cumplir las metas del acuerdo de París, según los expertos. También habría que recurrir a nuevas tecnologías, como la captura de carbono o el “hidrógeno verde”, aunque en la actualidad son muy caras y/o no están demasiado comprobadas.
Cambios en la vida personal de la gente podrían incidir igualmente. Los principales ajustes, no obstante, deberán venir de los gobiernos y de las grandes corporaciones, más que de los individuos.
Si bien algunos efectos del cambio climático ya son irreversibles, los expertos creen que es posible reducir el calentamiento algunas décimas al menos, pero solo si se toman medidas drásticas a corto plazo.
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La cobertura del clima y el medio ambiente de la Associated Press recibe apoyo de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable del contenido.