BIRMINGHAM, Inglaterra (AP) — La primera ministra británica, Liz Truss, insistió en que lidera un “gobierno que escucha” y aprende de sus errores, en un intento de restaurar su frágil autoridad y tranquilizar a los mercados financieros, asustados con las promesas económicas cambiantes de su gobierno.
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En una entrevista emitida el martes, Truss dijo a la BBC que sus ministros y ella están decididos a “reflexionar sobre cómo podríamos haber hecho mejor las cosas”.
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“¿Es absolutamente perfecto todo lo que ha hecho el gobierno? No lo es”, dijo. “Lo reconozco por completo. Y hemos aprendido de las respuestas que hemos recibido”.
Esas respuestas han sido contundentes: en las cuatro semanas de Truss en el cargo, la libra ha caído a mínimos récord frente al dólar, el Banco de Inglaterra tuvo que tomar medidas de emergencia y el opositor Partido Laborista ha batido récords frente a sus conservadores en las encuestas de opinión.
Ahora Truss está inmersa en una batalla con su partido por su plan económico, y algunos legisladores han advertido que se opondrán a cualquier intento de reducir las prestaciones sociales para ayudar a financiar las rebajas fiscales.
Truss ha emprendido una misión para reformar la economía británica con bajadas de impuestos y desregulación, en un intento de acabar con varios años de crecimiento lento. Pero ahora trata de sobreponerse a varios cambios drásticos en su primer gran proyecto, un paquete de estímulos que incluye rebajas fiscales por valor de 45.000 millones de libras (50.000 millones de dólares) en recortes de impuestos, que se financiarían con deuda estatal. La presentación del plan el 23 de septiembre hundió la libra a un mínimo récord contra el dólar y aumentó el coste de endeudamiento del gobierno.
El Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir para reforzar el mercado de bonos e impedir una crisis económica más amplia. El temor a que el banco suba pronto las tasas de interés hizo que los proveedores de hipotecas retirasen sus productos más asequibles, lo que causó preocupación entre los compradores.
Bajo presión política y financiera, el gobierno retiró el lunes la parte más impopular del proyecto, un recorte de impuestos a los ingresos por encima de 150.000 libras (167.000 dólares) anuales. Eso supone 2.000 millones de libras, una pequeña parte del lote de 45.000 millones de libras en rebajas fiscales, y no está claro cómo se pagará el resto.
El jefe del Tesoro, Kwasi Kwarteng, también ha prometido publicar un plan fiscal con financiamiento y una previsión económica de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, un organismo independiente. En un principio iban a presentarse el 23 de septiembre, pero es probable que la creciente presión lo adelante varias semanas.