BARCELONA (AP) — Miles de catalanes se congregaron el sábado en Barcelona para conmemorar el quinto aniversario de un referéndum de independencia que marcó el punto álgido de su movimiento para separar la región de Cataluña del resto de España.
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La consulta de 2017, que fue declarada inconstitucional por las máximas cortes españolas, fue marcada por choques con la policía, que trató infructuosamente de confiscar las cajas de boletas. El lado proindependencia ganó ampliamente, pero la mayoría de los catalanes a favor de seguir en España se quedaron en casa, con los partidos prounión boicoteando el referéndum. Las encuestas entonces y ahora muestran que la rica región norteña está dividida parejamente entre independentistas y unionistas.
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Los legisladores separatistas catalanes usaron el referéndum para justificar una declaración unilateral de independencia emitida el 27 de octubre de 2017 que no obtuvo el respaldo internacional ni tuvo impacto práctico. El gobierno español tomó inmediatamente el control del gobierno regional y despidió a sus principales funcionarios. Los líderes separatistas escaparon de España o fueron enjuiciados y enviados a prisión por sedición, hasta que fueron perdonados el año pasado.
Desde la victoria en el referéndum, el movimiento separatista ha estado sin dirección y cada vez más plagado por pequeñas pugnas internas sobre los próximos pasos a dar. Las disputas entre los dos principales partidos separatistas han llegado a un punto en que uno está amenazando con dejar el gobierno regional encabezado por Pere Aragonès, que está a favor de las conversaciones actuales con el gobierno español en Madrid.
Los separatistas de línea dura consideran el plan de Aragonès de pedir a España autorización para un referéndum como una renuncia al legado de la consulta de 2017.
