MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
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Los investigadores rastrearon la asociación de la presión arterial alta con el deterioro de la función cerebral a lo largo de los años, en los datos de seis grandes estudios que agruparon y analizaron. Muestran que el deterioro cognitivo relacionado con la presión arterial se produce al mismo ritmo en las personas de origen hispano que en las personas blancas no hispanas.
El equipo se había propuesto comprobar si las diferencias en el control de la presión arterial a largo plazo explicaban por qué los hispanos se enfrentan a un riesgo global de demencia al final de su vida un 50 por ciento mayor que los blancos no hispanos en Estados Unidos. Pero los nuevos hallazgos sugieren que otros factores pueden desempeñar un papel más importante en esa disparidad.
No obstante, este estudio, publicado en la revista científica 'Journal of Alzheimer's Disease', es un importante recordatorio del papel que desempeña el control de la presión arterial en la salud cerebral a largo plazo.
"Nuestros hallazgos sugieren que la presión arterial alta provoca un deterioro cognitivo más rápido, y que tomar la medicación para la hipertensión ralentiza el ritmo de ese deterioro", ha comentado la doctora Deborah Levine, autora principal del estudio y directora del Programa de Investigación de Servicios de Salud Cognitiva de la Universidad de Michigan.
Levine y sus colegas analizaron los cambios en las capacidades de pensamiento y memoria de los adultos mayores de 18 años que participaron en seis estudios a largo plazo realizados en las últimas cinco décadas. De media, tuvieron acceso a casi ocho años de datos de cada persona, incluida la presión arterial sistólica, que es la cifra más alta de cualquier lectura de presión arterial.
El tamaño del conjunto de datos les permitió rastrear las lecturas de la presión arterial y los cambios en las pruebas de rendimiento cognitivo, la función ejecutiva y la memoria en adultos hispanos y blancos no hispanos con más claridad de lo que podría hacerlo cualquier conjunto de datos más pequeño.
Los datos proceden de 22.095 adultos blancos no hispanos y 2.475 adultos hispanos, ninguno de los cuales tenía antecedentes de ictus o demencia cuando se inscribieron. En el momento de la inscripción, la presión arterial sistólica media era más baja en los adultos hispanos que en los adultos blancos no hispanos (132,5 mmHg frente a 134 mmHg), a pesar de que los adultos hispanos tenían una edad más avanzada que los adultos no hispanos (62 frente a 54) y de que la presión arterial tendía a aumentar con la edad.
En general, la tendencia a la baja del pensamiento y la memoria debida a la presión arterial alta se produjo al mismo ritmo en ambos grupos.
Cuando Levine y sus colegas examinaron sólo los dos estudios que habían reclutado deliberadamente a personas de origen hispano, observaron un descenso más rápido del rendimiento cognitivo general en el grupo hispano en comparación con el grupo de blancos no hispanos.
Pero las diferencias en la presión arterial entre los grupos no explicaron las diferencias en el deterioro cognitivo, quizá porque los hispanos tenían una presión arterial más baja que los blancos no hispanos de estos estudios.
Levine señala que los estudios incluían datos sobre los años de educación. Pero no incluían información completa sobre los factores conocidos como determinantes sociales de la salud (incluidos los ingresos, la calidad de la educación, las experiencias de la vida temprana, los factores familiares, las circunstancias de vida y otros) que podrían impulsar las disparidades en el deterioro cognitivo entre los hispanos y los blancos no hispanos.
Hace dos años, los miembros del equipo del estudio informaron sobre sus hallazgos en un análisis similar de datos de personas blancas y negras en algunos de los mismos estudios. Ese estudio descubrió que las diferencias en el control de la presión arterial a lo largo del tiempo ayudaban a explicar el descenso más rápido del rendimiento cognitivo en los individuos negros.