MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
El estudio, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' y dirigido por la profesora asociada de la Familia Knobloch de YSE sobre conservación de la fauna y la tierra, Nyeema C. Harris, evaluó 91 carnívoros africanos para identificar las lagunas en la capacidad necesaria para su conservación.
El equipo de Harris descubrió que, en contra de la percepción actual, muchas especies que actualmente están clasificadas como "de menor preocupación" en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza tenían altos porcentajes de su área de distribución en riesgo de contracción.
Por ejemplo, la mangosta rufa común ('Herpestes sanguineus') y el serval ('Leptailurus serval') tienen ambos un 16% de sus áreas de distribución en riesgo de contracción, mientras que en el caso de la comadreja egipcia ('Mustela subpalmata') era del 70%.
Harris afirma que el hallazgo más importante del estudio, que analizó datos adicionales no evaluados anteriormente, es que todas las especies estudiadas tienen alguna parte de su área de distribución en riesgo de contracción debido a las crecientes amenazas, con una media del 15% de las áreas de distribución de los carnívoros africanos en riesgo.
"Cada vez hay más interés en basarse en los datos geoespaciales para tomar decisiones de conservación, pero los mapas de las áreas de distribución son defectuosos --explica Harris--. Los análisis tradicionales de las lagunas no tienen en cuenta tanto las amenazas como los activos en el área de distribución que influyen en la persistencia de la población. Estamos introduciendo un enfoque novedoso al evaluar estas diferentes variables", destaca.
Lo más sorprendente, dice, es la cantidad de contracciones y variaciones en las áreas de distribución de las especies que el modelo del equipo pudo determinar. El estudio informó de que algunos grandes carnívoros clasificados como en peligro por la lista roja de la UICN, como el lobo etíope ('Canis simensis') y el licaón ('Lycaon pictus'), tenían un 33% y un 3% del área de distribución en riesgo de contracción, respectivamente.
"Pudimos obtener nuevos datos sobre especies que son en gran parte desconocidas o poco estudiadas, e identificamos que hay algunas preocupaciones de conservación porque tienen áreas de distribución muy pequeñas que comprenden más amenazas que activos", señala Harris.
"El modelo nos está dando una comprensión más amplia y un enfoque diferente para anticipar las pérdidas de biodiversidad, especialmente para las especies con información limitada clasificadas como 'datos deficientes' por la Lista Roja de la UICN, como la gineta etíope ('Genetta abyssinica', un mamífero parecido al gato) y la mangosta de Pousargues ('Dologale dybowskii'), también conocida como mangosta de la sabana tropical africana".
África contiene un tercio de las especies de carnívoros del mundo que persisten en un paisaje cargado de presiones antropogénicas y medioambientales, así como una rica diversidad biocultural. El estudio examina las posibles ventajas para la conservación, como la distribución de las tierras indígenas y la diversidad cultural, y las amenazas para los carnívoros, como los riesgos de sequía y la exposición a la urbanización o la agricultura.
Destaca algunos factores antrópicos que están ayudando a los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, las leyes consuetudinarias y las ceremonias tradicionales de la comunidad Nharira, en el centro de Zimbabue, incluyen la protección de la biodiversidad.
"La inclusión generalizada de la densidad humana como factor de estrés ambiental inherente y exclusivo no es exacta --señalan los autores--. Al buscar, incorporar y respetar los conocimientos ecológicos tradicionales de las personas en los lugares, la conservación puede progresar hacia una práctica más inclusiva y promover los rangos de las especies bajo diversos escenarios de cambio global".
Harris afirma que hay que seguir trabajando para completar el alcance de las variables distribuidas en las áreas de distribución de las especies, una idea que denomina mapas de áreas de distribución texturizados. Señala que estos esfuerzos pueden complementar los marcos existentes, como la Lista Roja de la UICN.
Dice que su modelo se utilizará para una evaluación global de los carnívoros, y espera que otros investigadores apliquen enfoques similares para estudiar diferentes grupos de interés para la conservación, como los primates y los anfibios de todo el mundo. "Nos permitirá establecer una agenda muy explícita en torno a la estrategia de conservación", concluye.