MIAMI (AP) — Annette Taddeo caminó hacia el podio en la Biscayne Bay de Miami y describió a la audiencia cómo le había escapado al terrorismo de adolescente en Colombia. Luego habló del temor que siente cuando su hija de 16 años va a la escuela.
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Un autobús de campaña azul y anaranjado tenía escrito en español este mensaje de la candidata demócrata a un escaño legislativo: “Un futuro sin violencia”.
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“Los latinos están aquí por el sueño americano. Cuesta mucho alcanzarlo cuando temes por la seguridad de tus hijos”, dijo Taddeo, una senadora estatal que aspira al escaño de la republicana María Elvira Salazar en la Cámara de Representantes.
Pocos sitios frustraron más a los demócratas que el sur de la Florida en las elecciones del 2020. Un giro de los latinoamericanos hacia los republicanos ayudó a que los demócratas perdiesen varias bancas en la cámara baja y a que Donald Trump, que buscaba la reelección como presidente, ganase la Florida por más de tres puntos porcentuales.
Los demócratas están ensayando otras fórmulas ahora, usando experiencias personales para promover las prioridades del partido en una comunidad que a menudo se siente ignorada.
Los esfuerzos se producen en momentos muy volátiles para los hispanos de la Florida. El gobernador republicano Ron DeSantis ha enfocado la atención en la inmigración tras disponer el envío de un grupo de venezolanos a Martha’s Vyneyard, en Massachusetts, como parte de un programa estatal de reubicación de migrantes que están en el país sin permiso.
Si bien algunos de los venezolanos y de latinoamericanos afiliados al partido Demócrata condenaron la medida, describiéndola como una “treta cruel”, varios exiliados aplaudieron a DeSantis. El senador republicano de la Florida de origen cubano Marco Rubio escribió una columna en español para una plataforma conservadora en la que pareció apoyar a DeSantis al expresar la preocupación de que los migrantes que ingresan a Estados Unidos desde México podrían ser delincuentes liberados por el presidente venezolano Nicolás Maduro.
El uso de armas en incidentes violentos, por otro lado, es un tema de mucho impacto en la Florida, donde ocurrieron dos de las matanzas más graves de los últimos años. La prensa en español dio también amplia cobertura a la matanza de niños en una escuela primaria de Uvalde (Texas), una ciudad mayormente hispana, y al juicio de un hombre que abrió fuego en una secundaria de Parkland (Florida) en el 2018.
Una encuesta de la Associated Press y el NORC Center for Public Affairs Research realizada en junio indicó que el 35% de los hispanos mencionó las armas cuando se les preguntó por hasta cinco temas en los que el gobierno debería concentrarse el año que viene. El año pasado solo el 18% lo hizo y en el 2020 apenas el 10%.
“La comunidad latina ha tomado conciencia de este tema”, declaró Stephen Nuño-Pérez, analista de BSP Research, una firma que estudia las inquietudes de los votantes hispanos para el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Nombrados (NALEO).
Una agrupación abocada al control de la venta de armas fundada por la ex representante de Arizona Gabrielle Giffords, quien sobrevivió a una balacera en la que murieron seis personas y más de una docena resultaron heridas en Tucson en el 2011, eligió a la Florida para una iniciativa enfocada en un estado específico y seleccionó una serie de candidatos a los que apoyará.
El comité político de Giffords dio 15.500 dólares a más de tres docenas de candidatos latinoamericanos de todo el país y lleva invertidos un millón de dólares en la Florida en este ciclo electoral.
En Texas, avisos publicitarios y carteles callejeros la emprenden contra el gobernador republicano Greg Abbott, usando declaraciones que hizo luego de una balacera en la escuela Robb Elementary de su estado. Inicialmente elogió la respuesta de las fuerzas policiales y dijo que “pudo haber sido mucho peor”. Posteriormente, sin embargo, se reveló que casi 400 efectivos enviados a la escuela esperaron una hora antes de que un joven de 18 años empezase a los tiros adentro de un aula.
“Es de esas cosas de las que la gente habla en la cocina”, expresó Peter Ambler, director ejecutivo de Giffords, como se llama la agrupación de la ex legisladora. “Creemos que tenemos una oportunidad real de hacer que mucha gente cambie su voto, sobre todo en la Florida, donde ha habido tantos casos resonantes, actos de violencia con armas, donde hay una epidemia de violencia con armas”.
Cada vez más niños mueren abatidos por armas de fuego en Estados Unidos. En el 2021 fallecieron 1.562 chicos de 17 años o menos, según el portal Gun Violence Archive, que estudia el tema.
Muchos cubanos, no obstante, descartan de plano toda propuesta que busque restringir la venta de armas.
Isabel Caballero, una cubana de 96 años, dijo que, después de que las fuerzas de Fidel Castro derrocaron al dictador Fulgencio Batista en 1959, se alentó a los cubanos a registrar sus armas y que luego las autoridades fueron de puerta en puerta, pidiendo a la gente que entregase sus armas.
“’¿Para qué quieren armas?’, preguntaban. La gente las entregó y al final de cuentas los únicos que tenían armas eran ellos”, manifestó Caballero. “¿Cuál es la lección que dejó eso? No se deshagan de sus armas”.
Cubanos que llegaron posteriormente a Miami, sin embargo, dijeron que están más dispuestos a aceptar un cambio porque es inadmisible que los niños tengan miedo de ir a la escuela.
“Hay armas por todos lados. Si tienes 400 dólares, puedes comprarte una. Eso no debería ser así”, se lamentó Amauris Puebla, quien vino de Cuba en 1994.
Puebla jugaba una partida en el Parque del Dominó de la Pequeña Habana cuando Taddeo y la representante demócrata Val Demings, que busca la banca de Rubio en el Senado, pasaron por ahí. Demings le preguntó si podía jugar. Y ganó ella.