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China usa barcos civiles para aumentar su presencia naval

ARCHIVO - Barcos pesqueros chinos se congregan cerca de la isla sudcoreana de Yeonpyong, cerca de la disputada frontera con Corea del Norte, el 30 de mayo del 2009. (AP Foto/Ahn Young-joon) AP (Ahn Young-joon/AP)

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BANGKOK (AP) — Un barco científico chino lleno de equipo de vigilancia electrónica atraca en un puerto en Sri Lanka. Centenares de embarcaciones pesqueras ancladas durante meses entre unas islas disputadas en el Mar de China Meridional. A eso se suman ferrys para navegación oceánica, capaces de transportar vehículos pesados y grandes cantidades de personas.

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Todos son ostensiblemente barcos civiles, pero expertos y gobiernos regionales dicen estar preocupados porque en realidad son parte de una estrategia china de fusión militar-civil, apenas oculta por Beijing, con la que ha mejorado su capacidad naval.

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La Armada china es ya la mayor del mundo por número de barcos y ha estado construyendo aceleradamente nuevos buques de guerra como parte de una amplia expansión militar. Lanzó su primer portaaviones diseñado y construido en el país en junio y pronto se le sumarán cinco destructores.

Tal fortalecimiento está ocurriendo en momentos en que China trata de ejercer una mayor influencia en la región. Sus crecientes actividades militares alrededor de la isla semiautónoma de Taiwán —reclamada por China como parte de su territorio—, la búsqueda de nuevos acuerdos de seguridad con islas en el Pacífico y la construcción de islas artificiales en aguas disputadas para fortalecer sus reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional, que son impugnadas por Estados Unidos y sus aliados.

Las embarcaciones civiles hacen más que simplemente aumentar los números, al realizar tareas que serían difíciles de realizar para la Armada.

Por ejemplo, en las Islas Spratly —en el Mar de China Meridional—, China les paga a pesqueros comerciales más de lo que ganarían pescando simplemente anclando por un mínimo de 280 días al año a fin de apoyar la reivindicación china del archipiélago disputado, explicó Gregory Poling, director de la Iniciativa para la Transparencia Marítima de Asia en el Center for Strategic and International Studies (Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales).

“China puede usar embarcaciones que son nominalmente civiles y que claramente tienen instrucciones estatales y son pagadas por el Estado para socavar la soberanía de sus vecinos, pero negando plausiblemente que el Estado sea responsable”, denunció.

China ha estado utilizando barcos arrastreros con propósitos militares desde hace décadas, pero ha incrementado significativamente los números en años recientes con la creación de una “Flotilla Central de las Spratly” financiada por un programa gubernamental de subsidios lanzado por el gobierno del presidente Xi Jinping, que ayuda a construir barcos nuevos, entre otras cosas. Esos barcos “aparecieron de la noche a la mañana” luego de que China construyó infraestructura portuaria en las islas artificiales construidas en las Spratly que pudiera ser usada para reabastecimiento, agregó Poling.

Actualmente, existen entre 300 y 400 barcos desplegados allí en cualquier momento dado, dijo.

Filipinas, Malasia, Vietnam y otros países tienen también reivindicaciones territoriales en el archipiélago, ubicado en una rica zona pesquera y que es una ruta marítima importante. Se piensa que bajo el fondo marino hay reservas inexploradas de gas y crudo.

Adicionalmente, los barcos chinos están impidiendo que otros pesquen en el área. Han estado desplazándolos lentamente y los gobiernos pueden hacer poco al respecto, denunció Jay Batongbacal, director del Instituto de Asuntos Marítimas y Ley del Mar de la Universidad de Filipinas.

“Como se trata ostensiblemente de embarcación es civiles, las Armadas no pueden lidiar con ellas porque China las pudiera acusar de provocar un incidente y de usar fuerza contra civiles”, agregó. “Ellos se aprovechan de ambigüedades que están por debajo de los límites a fin de desatar una respuesta de autodefensa”.

En un incidente ampliamente reportado, un arrastrero chino de acero embistió y hundió en 2019 a un pesquero de madera filipino anclado al nordeste de las Islas Spratly, abandonando a sus tripulantes, que fueron rescatados más tarde por un barco de pesca vietnamita. Pese a una protesta diplomática de Filipinas, China negó que el incidente fuera intencional, llamándolo una “colisión accidental”.

Además de entre 800 y 1.000 barcos pesqueros comerciales en la flotilla de Spratly, China tiene aproximadamente otras 200 embarcaciones como parte de una milicia naval profesional, de acuerdo con un estudio en noviembre coescrito por Poling y que se basó en un análisis de reportes oficiales chinos, imágenes de satélites y otras fuentes.

La milicia profesional está mejor equipada, con tripulaciones entrenadas y bajo control estatal, dijo Poling. Es usada para operaciones más agresivas, como hostigar operaciones extranjeras de gas y crudo, añadió.

En caso de un conflicto, el empleo por parte de China de embarcaciones civiles complicaría las reglas de combate, dijo.

“No querrías tratar a cada embarcación pesquera china como a un combatiente armado, pero, de hecho, algunos pudieran ser combatientes bien armados”, advirtió Poling.

China también ha estado desplegando embarcaciones civiles de investigaciones para tareas militares en áreas en las que la Armada no podría operar sin provocar una respuesta, advirtió Ridzwan Rahmat, un analista con sede en Singapur para la compañía de inteligencia militar Janes.

“Si despliegas embarcaciones de casco gris, tu adversario pudiera desplegar también embarcaciones de casco gris como paso recíproco, lo que hace las cosas más peligrosas para todos”, afirmó, aludiendo al color usual de los barcos militares. “Para evitarlo, China ha estado desplegando barcos de casco blanco, para reforzar su presencia sin escalar las cosas”.

Hay muchos controles occidentales a las exportaciones que prohíben que China obtenga tecnología para uso militar, pero Beijing consigue evadirlos construyendo esas embarcaciones civiles, pese a que “en todo, excepto en el nombre, son militares”, aseguró Rahmat.

Se cree que el barco autónomo Zhu Hai Yun es una de esas embarcaciones, capaz de lanzar drones aéreos, de superficie y submarinos “para lanzar estudios científicos marinos”, de acuerdo con el diario estatal chino Global Times.

El barco, que completó su primera travesía autónoma de pruebas en junio, pudiera crear además mapas militares del fondo del Mar de China Meridional, incluso importantes rutas submarinas alrededor de Taiwán, añadió Rahmat.

“China ha estado incrementando sus patrullas submarinas y para asegurarse de que puede hacerlo necesita un mapa del terreno subacuático”, aseveró.

Los métodos chinos causaron el mes pasado la ira de su rival regional India cuando Beijing trató de atracar el Yuang Wang 5 en el Puerto Hambantota, en Sri Lanka, no lejos de la costa sureste india, para reabastecerse de combustible, en un momento en que India se preparaba para probar un nuevo misil.

El barco es oficialmente un navío de estudios científicos equipado con sensores que pueden ser utilizados para rastrear satélites, pero el mismo equipo puede ser empleado para colectar datos del lanzamiento de un misil.

Sri Lanka, inmersa en una crisis económica severa y que depende grandemente de la ayuda de India, se negó inicialmente a permitir que atracara el barco, en atención a las preocupaciones indias.

Sin embargo, China opera el puerto de Hambantota, habiendo recibido un contrato de arrendamiento de 99 años de la instalación —construida con fondos chinos—luego de que Sri Lanka entró en impago de préstamos en 2017. Luego de consultas de alto nivel con Beijing, Sri Lanka permitió que el Yuan Wang 5 atracara del 16 al 22 de agosto.

El 23 de agosto, India ensayó exitosamente su nuevo misil, diseñado para proteger buques de amenazas aéreas a corta distancia. “Sospecho que la prueba fue aplazada hasta que se fuera el barco espía chino”, comentó Rahmat.

China no ha tratado de disfrazar su uso militar de ferrys oceánicos, a los que ha pedido que satisfagan sus estándares de defensa desde 2016, a fin de que puedan admitir vehículos militares como tanques, aseguró Mike Dahm, un oficial retirado de la inteligencia naval estadounidense que ha escrito sobre el tema para el China Maritime Studies Institute del Colegio Naval de Estados Unidos.

Videos de la televisión estatal muestran vehículos miliares y tropas abordando los ferrys y zarpando a alta mar, declarando abiertamente que están probando “cómo usar recursos civiles de transporte para ejecutar tareas militares”. El ejercicio más reciente de ese tipo concluyó este mes.

Eso pudiera tener como objetivo intimidar a Taiwán, que China reclama como parte de su territorio y que Beijing no ha descartado tratar de tomar por la fuerza, dijo Dahm. Ello encaja con el mensaje del gobierno de que su población contribuye a la seguridad nacional, agregó.

China carece en estos momentos de suficientes embarcaciones anfibias para transportar el número de soldados necesarios a través de los 160 kilómetros (100 millas) del Estrecho de Taiwán para una potencial invasión de la isla y los ferrys pudieran ser una medida temporal si una crisis motivara a China a lanzarla, señaló Rahmat.

China además pudiera no querer asumir los costos de construir y mantener una “enorme Armada anfibia” por un tiempo indeterminado, estimó Dahm.

Las embarcaciones anfibias son utilizadas para desembarcar tropas y vehículos en una playa, mientras que los ferrys proveen movimiento de puerto a puerto, lo que significaría que solamente serían efectivos si China captura puertos taiwaneses en condiciones usables, agregó.

Aun así, en caso de una crisis, las fuerzas armadas chinas pudieran intentar una maniobra riesgosa, como soltar vehículos anfibios desde ferrys en el mar o emplear vías flotantes, consideró Dahm.

“Existe siempre la posibilidad de que China realice una operación de alto riesgo contra Taiwán con la posibilidad de perder grandes números de embarcaciones civiles”, advirtió.

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Los periodistas de The Associated Press Jim Gomez en Manila y Ashok Sharma en Nueva Delhi contribuyeron a este reportaje

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