MADRID, 22 (Portaltic/EP)
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El hecho de compartir dispositivos, contraseñas, herramientas 'online', cuentas bancarias e incluso ubicaciones con la pareja, a menudo no se controla tanto dentro de una relación, y en ocasiones tampoco una vez finalizada la misma.
Esta es la conclusión que se desprende el estudio realizado por Avast y Dynata sobre el grado de conocimiento que tienen los españoles de las contraseñas de sus parejas o familiares. En ella, se ha encuestado a más de 2.015 personas, entre 26 de agosto al 7 de septiembre.
La investigación arroja datos como que el 56 por ciento de los encuestados afirma conocer las contraseñas de otra persona en Internet. De estas personas, el 71 por ciento conoce la de sus parejas actuales y un 13 por ciento, la de una expareja.
El 54 por ciento de los encuestados reconoce que su pareja conocía alguna de sus contraseñas. Concretamente, un 73 por ciento afirma que su novio o novia conocía la contraseña de su teléfono o tableta. Una vez finalizada una relación amorosa, la mitad cambió alguna de sus contraseñas.
Uno de cada cinco españoles (21%) ha sido objeto de que alguien accediese a su cuenta y cambiase sus contraseñas sin su conocimiento o consentimiento. El 37 por ciento atribuyó un uso indebido de su contraseña a su expareja. El estudio también señala que al 24 por ciento de los encuestados se le ha rastreado su ubicación sin su consentimiento por conocer su contraseña.
De los que conocen la contraseña de su pareja o expareja, el 50 por ciento admitió que todavía tiene acceso a las cuentas de redes sociales de su ex y el 56 por ciento admitió que todavía puede acceder a la cuenta de correo electrónico del trabajo de él o ella.
"Atrás quedaron los días en los que simplemente se devolvían los efectos personales y las llaves de casa de la otra persona cuando se terminaba una relación", ha señalado la directora de seguridad de la información de Avast, Jaya Baloo, en un comunicado.
Baloo señala que "este comportamiento puede tener un lado muy oscuro", que la compañía identifica con el abuso tecnológico. Cada vez mayor, supone mucho más que compartir contraseñas; desde mensajes no deseados, programas espía o 'stalkwerware' que se instalan en los dispositivos, hasta controlar o acosar a alguien a través de la tecnología doméstica.