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Táctica republicana con migrantes trastoca debate electoral

MIAMI (AP) — Han enviado a migrantes por aire y tierra a Washinton, D.C., la ciudad de Nueva York e incluso a Martha´s Vineyard. Y los mandatarios republicanos de Florida y Texas podrían apenas estar empezando.

Los gobernadores Ron DeSantis, de Florida, y Greg Abbott, de Texas, insisten en que esas medidas drásticas son necesarias para exponer la verdadera crisis en la frontera entre Estados Unidos y México, por donde miles de migrantes ingresan a diario de manera ilegal en suelo estadounidense. Pero cuando faltan algunas semanas para sus reñidas reelecciones, amigos y enemigos por igual han reconocido que esas tácticas radicales han funcionado para cambiar el énfasis de las elecciones intermedias de noviembre, al menos temporalmente, alejándolo del derecho al aborto y acercándolo a un tema más favorable a los republicanos.

DeSantis criticó el martes la inacción del presidente Biden en la frontera sur y festejó sus propias políticas por convertir la inmigración ilegal en “un tema central” antes de los comicios.

“Será un tema importante en las elecciones, se los aseguro”, declaró DeSantis. “Su repercusión ha sido mayor a la que podía pensarse. Pero continuaremos haciendo que el impacto sea mayor".

DeSantis y Abbott han emprendido controvertidas campañas para transportar a miles de migrantes desde Texas hasta estados y ciudades gobernadas por demócratas. Además de cambiar el debate nacional, sus medidas divisivas también podrían fortalecer su imagen a nivel nacional y contribuir a legitimar sus controvertidas políticas mientras sopesan sus aspiraciones presidenciales para 2024.

“Pensé en lo personal que era una buena idea”, manifestó el martes el líder de los republicanos en el Senado federal, Mitch McConnell.

El discurso de los gobernadores es reminiscente de las advertencias proferidas por el expresidente Donald Trump antes de las elecciones intermedias de 2018 de que una caravana migrante amenazaba la frontera sur. Aquel año, los republicanos de Trump perdieron 40 bancas en la Cámara de Representantes y ganaron dos en el Senado.

Los demócratas desde Connecticut hasta California han generado impulso en las últimas semanas con su campaña en contra de la decisión de la Corte Suprema de anular el fallo del caso Roe vs. Wade y la subsecuente ofensiva republicana para prohibir el aborto en docenas de estados. Los republicanos por su parte desean convertir las elecciones intermedias en un referendo sobre el presidente Joe Biden y las preocupaciones sobre la economía, la delincuencia y la inmigración.

Al menos esta semana, la inmigración encabeza el debate nacional.

“Lo que están haciendo es aumentar la prominencia e importancia del tema de la inmigración, que es importante para los electores republicanos y puede contribuir a que vayan a las urnas en grandes números”, dijo el veterano encuestador republicano Neil Newhouse.

Sin embargo, existen riesgos, en particular para DeSantis, que se ha adjudicado el mérito de los dos aviones fletados que transportaron el fin de semana a unos 50 migrantes de Texas a Martha’s Vineyard, una pequeña isla de habitantes principalmente ricos ubicada frente a la costa de Massachusetts. Se había dicho a los inmigrantes que los llevarían a Boston.

Un jefe de policía de un condado de Texas abrió el lunes una investigación sobre los vuelos de DeSantis, aunque el funcionario demócrata no dijo qué leyes se infringieron al subir a 48 venezolanos a aviones privados que despegaron de San Antonio, la primera escala para muchos migrantes que cruzan la frontera.

Una demanda fue presentada el martes contra DeSantis y contra su secretario de transporte a nombre de varios de los migrantes trasladados en avión a Martha’s Vineyard con el argumento de que ambos políticos concertaron un “plan fraudulento y discriminatorio” para reubicarlos.

“Es oportunista que los activistas utilicen a los inmigrantes ilegales para hacer teatro político”, dijo Taryn Fenske, directora de comunicación de DeSantis, en un comunicado emitido a última hora del martes en respuesta a la demanda.

El representante demócrata Joaquin Castro, que representa a San Antonio, ha solicitado al Departamento de Justicia que también investigue los vuelos.

“Estos sujetos son imitadores de Trump inmaduros y sádicos”, dijo Castro en referencia a Abbott y DeSantis. “Esta es una conducta sádica. Cualquiera que sea el argumento político que intentan exponer, eso ya se hizo hace mucho tiempo”.

DeSantis, que ha incrementado sus giras para apoyar a los candidatos republicanos en las elecciones de medio periodo, se comprometió a ejercer “cada centavo” de los 12 millones de dólares asignados por la legislatura estatal a “programas de reubicación”. El martes, las autoridades de una comunidad en Delaware próxima a la casa de vacaciones de Biden se preparaban para recibir otro avión con migrantes enviado por DeSantis desde Texas, aunque el gobernador de Florida se rehusó a confirmar el hecho.

A pesar de las fuertes críticas y posibles responsabilidades legales, hay pocas señales de alguna reacción adversa en sus estados.

Los simpatizantes demócratas en Florida han efectuado conferencias de prensa en los últimos días para condenar a los gobernadores, mientras que otros compararon a DeSantis con el fallecido gobernante cubano Fidel Castro en una radio en español. Sin embargo, el número de electores venezolanos en el estado continúa siendo pequeño relativamente. Gran parte de la comunidad existente ha formado una coalición con los cubanos, un bloque crucial en Florida que vota cada vez más por los republicanos.

“Los gobernadores Abbott y DeSantis se hartaron y decidieron hacer algo para que la gente ponga atención”, dijo Ernesto Ackerman, un republicano que encabeza al grupo Ciudadanos Independientes Venezolano-Estadounidenses. “Este es un país de leyes, no de sinvergüenzas ni vagabundos”.

En Texas, Abbott ha impulsado en los últimos dos años una serie de medidas en materia de inmigración que han realzado su imagen nacional y mantenido a raya a sus detractores de derecha. El gobernador, que lleva dos mandatos, convirtió una antigua prisión cerca de la frontera sur de Texas en una cárcel para migrantes, concedió a la Guardia Nacional facultades extraordinarias para efectuar arrestos y paralizó durante una semana algunos de los puertos terrestres de mayor tránsito del país cuando ordenó que se hicieran inspecciones adicionales a los camiones de carga que cruzaran hacia Estados Unidos.

El gobierno de Abbott ha estado enviando desde hace meses a los migrantes en autobuses a Washington, Chicago y la ciudad de Nueva York. La campaña de traslados ha incluido dos camiones que dejaron a los pasajeros cerca de la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris el pasado fin de semana.

Dave Carney, un asesor de Abbott, dijo que Texas ampliará sus operaciones esta semana para incluir nuevos lugares donde serán dejados los inmigrantes en otros estados.

“Llevamos dos años concentrados en esto. No tiene nada que ver con política. Las comunidades están poniendo el grito en el cielo”, afirmó Carney, en referencia a las localidades fronterizas repletas de inmigrantes que son detenidos en la frontera y después dejados en libertad.

Los republicanos describen la crisis en la frontera como un fracaso del gobierno de Biden.

El gobierno federal informó esta semana que las autoridades hicieron 2,15 millones de detenciones de migrantes entre octubre y agosto, la primera vez que se rebasa los 2 millones y una cifra que representa un aumento de 39% sobre igual periodo del año anterior.

Los cruces fronterizos se han elevado en parte debido a que los migrantes vuelven a intentarlo ante la falta de consecuencias legales para quienes son detenidos y expulsados bajo una normativa relacionada con la pandemia y que niega el derecho a solicitar asilo. Aun así, los números son extraordinariamente altos.

Aunque Abbott y DeSantis también han destacado sus logros en temas relacionados con la economía, ninguno ha adoptado medidas para moderar sus políticas de inmigración a medida que se acercan las elecciones de noviembre.

Abbott enfrenta a un exrepresentante demócrata, Beto O’Rourke, que ya lo supera en la intención de voto y que supone el desafío más difícil en la carrera política del gobernador.

La inmigración continúa siendo un tema crucial para los demócratas, que creen desde hace mucho tiempo que el crecimiento de las ciudades y el cambio de la demografía en Texas a la larga convertirán en demócrata al principal estado republicano de Estados Unidos. Pero en los condados de mayoría hispana en la frontera, los republicanos realizan una intensa campaña para conseguir tres bancas en el Congreso este otoño tras los grandes avances de Trump en la región en 2020.

Lo mismo ha ocurrido en el sur de Florida, donde el Partido Republicano tuvo un desempeño mejor al previsto en las últimas elecciones.

DeSantis tiene como contrincante al exrepresentante Charlie Crist, quien ha afirmado en su campaña en los últimos días que el gobernador “se disparó en el pie” al enviar a inmigrantes de Texas a Massachusetts. La medida del gobernador aumentó la recaudación de fondos para Crist y rebasó el millón de dólares en un periodo de 48 horas, según la portavoz Samantha Ramirez.

Los candidatos republicanos que estarán en las papeletas de noviembre no parecen preocupados.

“Creo que es una maniobra válida para intentar que el público despierte, o al menos exponer la hipocresía de los demócratas progresistas que dicen que la frontera es segura y que no hay problemas aquí en absoluto”, dijo Joseph Swiger, uno de docenas de republicanos que buscan un cargo de elección en los condados fronterizos de Texas donde el Partido Republicano rara vez se molestó antes en reclutar a candidatos.

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Peoples informó desde Nueva York; Weber desde Austin, Texas. El periodista de The Associated Press, Farnoush Amiri, en Washington, contribuyó a este despacho.

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