MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO?
Un referéndum avaló en septiembre de 2020 una reforma constitucional que implicó rebajar de 630 a 400 la cifra de escaños en la Cámara de Diputados. También se redujo de 315 a 200 el número de senadores designados por votación popular.
La Constitución establece que la renovación de las cámaras debe realizarse cada cinco años, pero en la práctica alcanzar el final teórico de la legislatura depende de la estabilidad del Gobierno. Los últimos comicios, de hecho, tuvieron lugar en 2018.
Tienen derecho a voto todos los ciudadanos mayores de 18 años, si bien hasta 2021 el umbral se situaba en los 25 años para las elecciones al Senado. Para presentar candidatura al Congreso, se requiere haber cumplido 25 años, mientras que sólo pueden ser senadores aquellas personas mayores de 40 años.
¿CÓMO SE ELIGE A LOS LEGISLADORES?
Italia estrenó en las elecciones de 2018 el sistema electoral bautizado como 'Rosatellum', en honor al diputado del Partido Democrático que propuso la reforma, Eltore Rosato. Establece un sistema doble de reparto de escaños y, teóricamente, favorece la implantación de bloques y a los partidos con mayor expansión territorial.
El 36 por ciento de los escaños se reparten mediante un sistema de circunscripciones uninominales, en el que obtiene el escaño el candidato que obtenga un mayor número de votos. Esta fórmula servirá para repartir 147 escaños en la Cámara de Diputados y 74 en el Senado.
Otro 61 por ciento de los legisladores --245 diputados y 122 senadores-- serán designados a partir de un sistema proporcional de listas, con entre uno y ocho escaños por circunscripción, en función de la población que tengan.
La normativa reserva el 2 por ciento de los escaños --ocho en la Cámara de Diputados y cuatro en el Senado-- para los italianos que viven en el extranjero, también mediante un sistema proporcional de listas por partidos.
El reparto final tiene en cuenta una serie de umbrales mínimos, de tal manera que no obtendrán ningún escaño los partidos que se presenten en solitario y no logren al menos el 3 por ciento de los votos a nivel nacional. En el Senado, se establece como excepción la obtención del 20 por ciento de los sufragios en una región.
Para las coaliciones, el umbral mínimo se eleva hasta el 10 por ciento.
¿QUIÉNES SE PRESENTAN?
Ninguno de los siete últimos primeros ministros que ha tenido Italia se había postulado como candidato a ocupar el cargo en unas elecciones, lo que da cuenta de hasta qué punto el país ha estado abocado a negociaciones postelectorales o a buscar en dirigentes tecnócratas un auxilio urgente en tiempos de crisis.
Los sondeos sitúan en esta ocasión por delante al bloque de la derecha, con los ultraderechistas Hermanos de Italia de Giorgia Meloni como favoritos en intención de voto. Meloni aspira a ser la primera mujer en encabezar un Gobierno de Italia con el apoyo de la Liga de Matteo Salvini y la Forza Italia de Silvio Berlusconi.
La otra alianza con opciones se inclina hacia el centro-izquierda y está liderada por el Partido Democrático (PD) de Enrico Letta, que aspiraba a un gran frente de izquierdas y finalmente se ha tenido que conformar con Europa Verde, Izquierda Italiana y Compromiso Cívico --este último creado por Luigi di Maio--.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S), encabezado por Giuseppe Conte, y el Tercer Polo que conforman los partidos de Matteo Renzi (Italia Viva) y Carlo Calenda (Acción) observan este pulso entre los dos grandes bloques con la esperanza de que su apoyo pueda ser clave para formar gobierno.
¿CUÁNDO HABRÁ GOBIERNO?
El nuevo Parlamento se constituirá el 13 de octubre y, aunque los contactos entre los partidos previsiblemente ya hayan comenzado para entonces, no será hasta pasada esa fecha cuando el presidente de Italia, Sergio Mattarella, inicie las consultas con vistas a encargar la formación del Gobierno.
Mattarella tiene plena libertad para dar un nombre y, como ha quedado claro en la historia reciente de Italia, éste no tiene que ser el cabeza de lista del partido con mayor número de votos. Ni siquiera tiene que ser miembro de la Cámara de Diputados, en caso de que la falta de acuerdo lleve a recurrir de nuevo a una figura externa.