El nivel del agua comenzaba a remitir tras las históricas inundaciones registradas en la provincia de Sindh, en el sur de Pakistán, dijeron las autoridades el viernes, en una señal potencialmente positiva en medio de una crisis que ha dejado a cientos de miles de personas sin hogar en el empobrecido país del sur de Asia.
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El río Indo, cuyo caudal había crecido hasta principios de mes, estaba ahora en niveles “normales” en su avance hacia el mar Arábigo, apuntó Mohammad Irfan, funcionario de riego de Sindh, una de las regiones más afectadas. En las últimas 48 horas, el nivel del agua bajó hasta un metro (tres pies) en algunas de las zonas inundadas próximas, como las ciudades de Jairpur y Johi, donde el agua, que llegó hasta la cintura, dañó cultivos y viviendas a inicios de septiembre.
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En la víspera, los ingenieros abrieron una carretera clave en la provincia suroccidental de Baluchistán, lo que permitió que los rescatistas acelerasen la entrega de ayuda a los más necesitados en una carrera contra la propagación de enfermedades transmitidas por el agua y el dengue.
En Sindh, cientos de miles de personas siguen en casas improvisadas y en tiendas de campaña. Las autoridades dicen que drenar todo el agua acumulada en la región llevará meses.
En el conjunto del país, las inundaciones dañaron 1,8 millones de viviendas, arrasaron carreteras y destruyeron casi 400 puentes, según los datos de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres.
Los aguaceros se cobraron la vida de 1.508 personas desde mediados de junio, anegaron millones de hectáreas (acres) de tierra y afectaron a 33 millones de personas, de las cuales más de medio millón se quedaron sin hogar.
En un momento dado, casi un tercio del territorio paquistaní estaba cubierto por el agua.
Varios economistas afirman que el costo de la catástrofe puede alcanzar los 30.000 millones de dólares.