BARRETOS, Brasil (AP) — El presidente brasileño Jair Bolsonaro viajó al mayor rodeo de Latinoamérica —una burbuja de respaldo devoto— para conectarse con los votantes rurales de cara a las elecciones de octubre. Todos los sondeos muestran a Bolsonaro muy abajo del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, pero eso no se imaginaría si se viera la escena en el rodeo en el municipio de Barretos, en el estado de Sao Paulo.
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El líder ultraderechista cabalgó el viernes por la noche con un sombrero de vaquero en la mano y saludó a sus partidarios que portaban banderas nacionales, mientras se escuchaba su canción de campaña. Bromeó y rezó con ellos por el futuro del país.
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“Este evento es ya parte de nuestra historia. Movido por el negocio agrario, por el trabajo de hombres y mujeres del campo, Brasil se proyecta en el escenario global”, dijo Bolsonaro a la concurrencia, que coreaba “leyenda” en su honor. “Nuestro lema es Dios, país, familia y libertad”.
En el lugar había decenas de miles de participantes, predominantemente de raza blanca y de clase media. Muchos vinieron vestidos con los colores nacionales, que Bolsonaro ha transformado en un símbolo de apoyo a su gobierno. La arena atestada rugió cuando Bolsonaro fue presentado al ritmo de la canción de DJ Snake y Lil Jon “Turn Down for What”, que sus seguidores han usado en centenares de videos para mostrarlo como un político desafiante.
Afuera, un vendedor ofrecía toallas con los rostros de Bolsonaro y de Lula, del izquierdista Partido de los Trabajadores. Tenía una pizarra que mostraba cuántas había vendido de cada candidato. Como era de esperar, se habían vendido muy pocas de las que mostraban a Lula y los participantes lo tomaron como señal de que su candidato ganará la elección. En otras partes de Brasil, esas pizarras apuntan en la dirección opuesta.
Pese a la ventaja de Lula en las encuestas, una decena de granjeros, ganaderos y fanáticos del rodeo dijeron a The Associated Press que Bolsonaro no necesita atraer a muchos votantes indecisos, los que Lula está cortejando abiertamente, más notablemente con su selección de un ex rival centroderechista como compañero de fórmula.
“La última vez los sondeos no dijeron que Bolsonaro iba a ganar”, explicó Gualter Silveira, de 57 años, quien tiene una granja pequeña. “Este año va a ser lo mismo. Lo veo ir a todas partes. Lula no lo hace ¿Cómo puede Bolsonaro estar detrás?”.
Luciendo una bandera brasileña como bufanda, el empresario Daniel Tales, de 43 años, dijo que se le erizó el bigote al ver a Bolsonaro en persona. El vaquero, del estado vecino de Minas Gerais, dijo creer que su candidato va a necesitar una segunda vuelta contra Lula para ganar la reelección.
“Pero no tiene que cambiar nada. No tiene que hacer nada más ni nada menos”, aseguró Tales. “Tiene una personalidad fuerte. Es el hombre del momento, vino a hacer una revolución”.
A la pregunta de cómo Bolsonaro pudiera atraer a votantes indecisos, respondió: “Él necesita ser él. Eso es todo”.
Cuatro años atrás, en Barretos, Bolsonaro ganó casi 74% de los votos durante la segunda vuelta contra Fernando Haddad, el candidato del Partido de los Trabajadores, luego de que Lula fue declarado inelegible. El presidente recibe mucho respaldo en la región por profesar valores conservadores y defender a los granjeros. Además, creó el Día Nacional del Rodeo en 2020 y relajó las regulaciones de esos eventos en el país. El viernes no fue su primera vez en el rodeo en Barretos. Vino en 2019 como presidente y otras tres veces durante su carrera de legislador.
Esta vez, Bolsonaro trajo consigo a ministros, políticos en campaña y a algunos líderes empresariales cuyas propiedades fueron allanadas por la policía esta semana debido a su presunta participación en un grupo de chat que incluyó comentarios en favor de un golpe de Estado y de la participación de las fuerzas armadas en la política. Uno de ellos, Luciano Huang, llevaba sus usuales pantalones amarillos y verdes e hizo su parte para animar a la concurrencia.
Bolsonaro y sus aliados desestiman rutinariamente los sondeos, diciendo a veces que el presidente no solamente ganará la elección, sino que lo hará en la primera ronda. Dicen que una forma más acertada de medir los resultados próximos es ver cuánta gente asiste a los actos de campaña del presidente.
Los partidarios de Bolsonaro que hablaron con la AP dijeron que estaban listos para responder a su llamado y salir a las calles por el Día de la Independencia, el 7 de septiembre. Algunos políticos y analistas han expresado temores de que eso pueda llevar a hechos de violencia.
“Los vemos el Día de la Independencia”, dijo el maestro de ceremonias Cuiabano Lima cuando Bolsonaro dejaba la arena. Lima opinó que Lula es un “ladrón” que debería estar en prisión. La muchedumbre coreó en señal de aprobación.
Lula, que gobernó de 2003 a 2010, no pudo ser candidato en 2018 tras ser encarcelado por cargos de corrupción y lavado de dinero, que la Corte Suprema anuló posteriormente sobre la base de que el juez en la causa actuó sesgadamente. Se despejó el camino para su candidatura en 2022.
Silvana Cunha, de 47 años, está preocupada por la posibilidad de que Lula regrese al poder. Ella trabaja con ganaderos y dice que Bolsonaro mejoró su vida durante su gobierno, debido a los altos precios de la carne. Aunque ella confía en que el presidente ganará en octubre, admite que enfrenta desafíos.
“Tomó tiempo para organizar todo como él lo deseaba”, afirmó Cunha, una católica ferviente que ha asistido al rodeo en Barretos desde hace años. “No importa quién gane, será muy difícil. Necesitamos una mano firme. Es una tarea enorme devolver el país al sendero del desarrollo tras esta pandemia. Necesitaos ser muy cuidadosos. Tendremos un retroceso o una evolución”.