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MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
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El clérigo iraquí Muqtada al Sadr ha dado a las fuerzas políticas del país un plazo de 72 horas para firmar un acuerdo que ponga fin a la crisis política con la condición de que se abstenga de participar cualquier formación que haya colaborado con Estados Unidos desde su ocupación del país en 2003.
Al Sadr endurece así todavía más sus peticiones para sentarse a la mesa de diálogo con el resto de grupos. El clérigo, que lleva semanas movilizando a sus cientos de miles de simpatizantes en Bagdad hasta el punto de haber tomado en dos ocasiones el Parlamento, exige disolución del hemiciclo y la declaración de nuevas elecciones, consciente del respaldo del que goza como líder de la formación más votada en los últimos comicios de octubre.
Desde entonces, el país sigue sin Gobierno por las profundas discrepancias entre el bloque saderista y el resto de formaciones.
"Hay algo más importante que disolver el Parlamento y celebrar elecciones anticipadas: la no participación de todos los partidos y personalidades que han participado en el proceso político desde la ocupación estadounidense en 2003 hasta hoy", ha hecho saber uno de los elementos más cercanos a Al Sadr, Mohamed Salí, en un comunicado recogido por la agencia Rudaw.
"Si no hay acuerdo en 72 horas, no habrá espacio alguno para una reforma, y nos desentenderemos de lo que suceda en un futuro", ha añadido.
Los grandes derrotados de las pasadas elecciones, los partidos proiraníes, así como otros rivales del clérigo, han pedido que abra la puerta a un gobierno de concentración, pero el religioso exige en su lugar un gobierno de mayorías, proporcional al resultado de las elecciones.
En protesta por el bloqueo político, los diputados de Al Sadr se retiraron del Parlamento para dejar su mayoría en manos precisamente de los partidos proiraníes, concentrados en el llamado Marco de Coordinación.
La situación ha llegado a tal punto que el Tribunal Supremo de Irak se reunirá el próximo martes, 30 de agosto, para decidir si le compete solicitar la disolución del Parlamento iraquí. Aunque la corte ha insistido desde el primer momento en que no le compete pronunciarse siquiera sobre la disolución por atentar contra la separación de poderes.
No obstante, la presión de los simpatizantes de Al Sadr -- que el martes decidieron hacer un sentada en protesta ante la sede del Consejo Judicial de Irak -- acabó forzando esta reunión, aunque sea para emitir una opinión en firme a la demanda presentada por el máximo responsable político del movimiento de Al Sadr, Nasar al Rubaie.