MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
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La pandemia y la crisis económica han dinamitado la economía ceilandesa tras años de crecimiento, sobre todo gracias al sector turístico. La falta de liquidez, el rápido aumento de la inflación y, sobre todo, la escasez de combustible, se convirtieron en el mes pasado en un triple frente insostenible para el país, escenario de una revolución popular que acabó con el Gobierno.
Sin embargo, UNICEF recuerda que los padecimientos de la población infantil se remontan antes de esta última crisis en un país que ya tenía la segunda tasa más alta de desnutrición aguda grave del sur de Asia. La pandemia y la posterior crisis no han hecho sino agravar todavía más lo que ya ocurría.
La educación de casi cinco millones de niños resultó interrumpida durante dos años y sigue sin remontar, ya no reciben comida caliente en los colegios, carecen de material escolar básico y sus maestros tienen que lidiar con dificultades en el transporte.
Todo ello ha derivado, avisa UNICEF, en el incremento de los abusos, la explotación y la violencia contra los niños y las niñas, así como su traslado forzado a los cuidados institucionales ante la incapacidad de sus familias para mantenerlos. Ahora mismo, según las estimaciones del fondo, unos 10.000 niños y niñas del país viven bajo la tutela del estado.
"Si se mantiene esta tendencia", avisa el director regional de UNICEF para el sur de Asia, George Laryea-Adjei, tras una visita al país "el progreso logrado con tanto esfuerzo para la infancia de Sri Lanka corre el riesgo de revertirse y, en algunos casos, de desaparecer por completo".
EL SUR DE ASIA, EN PELIGRO
UNICEF alerta de que esta situación crítica corre el peligro de extenderse a otros países del sur de Asia, una región "que ya albergaba a una quinta parte de las personas en situación de pobreza extrema del mundo".
"Si no actuamos ya para proteger a los niños y niñas de la región más poblada del mundo frente a los peores efectos de la recesión económica mundial, se hundirán aún más en la pobreza y su salud, nutrición, educación y seguridad se verán comprometidos", avisa Laryea-Adjei.
"No podemos permitir que los niños y niñas paguen el precio de una crisis que no han provocado. Para asegurar su futuro mañana, debemos actuar hoy", remacha el director regional surasiático de la ONU.