CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La fiscalía del estado mexicano de Guerrero informó el martes que investiga si el asesinato del periodista Fredid Román está relacionado con la muerte a tiros de su hijo hace casi dos meses.
Sea o no sea así ambos homicidios son ejemplos de la violencia que se vive en muchas zonas de México, donde lo mismo se juega a la vida un informador, como el padre, que un vendedor de pollo, el trabajo del hijo.
Román fue director y propietario del periódico La Realidad, que circuló durante décadas en el estado, y al momento de su muerte escribía una columna y tenía programas de video en redes.
Fue baleado en las afueras de su casa el lunes y se convirtió en el informador número 15 en ser asesinado en México en 2022, el año más letal para la prensa de la historia mexicana, dijo Jan Albert Hootsen, del Comité para la Protección de Periodistas.
A Bladimir, su hijo, lo mataron el 1 de julio. El joven trabajaba como distribuidor de pollos en una zona de las afueras de la capital del estado, Chilpancingo, dominada por dos bandas de narcotraficantes enfrentadas y dos bandas de autodefensas que también luchan entre sí.
El fiscal del estado, Ramón Celaya Gamboa, aseguró el martes que todas las líneas de investigación siguen abiertas. “Tenemos que descartar que (el asesinato del periodista) haya sido por el ejercicio de su profesión”. Pero también barajó la hipótesis de que tenga que ver con el asesinato de Bladimir.
Cuando el joven fue asesinado, en esa zona uno de los grupos armados —-de los cuatro en liza— empezó a exigir a los vendedores de pollo extorsiones a cambio de protección y a matar a los que se negaban a pagar.
“Es una zona conflictiva donde las autoridades tendrán que reforzar su presencia”, dijo Celaya Gamboa. Pero no aclaró si el asesinato del padre pudo estar vinculado con algún esquema de extorsión.
Lo único que escribió Román sobre la muerte de su hijo fueron un par de muestras de dolor.
“El persistente ataque a periodistas en México y en particular la grave reiteración de asesinatos impacta profundamente en la sociedad mexicana", indicó el martes Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
“El deliberado temor generado no se limita a quienes ejercen el periodismo, sino que se proyecta sobre cualquier persona, colectivo u organización que quiere ejercer su derecho a conocer, investigar, analizar críticamente y divulgar información y opinión, socavando el derecho de la ciudadanía a acceder a información de manera libre y plural en un estado de derecho”, agregó en un comunicado.
Aunque el crimen organizado suele estar implicado en los asesinatos de periodistas, los funcionarios de pequeñas ciudades, personas con motivaciones políticas o criminales también suelen ser sospechosos. Los periodistas que dirigen pequeños medios de comunicación en el interior de México son los más vulnerables.