KIEV, Ucrania (AP) — Un incendio y una explosión de municiones en un depósito en Crimea el miércoles, un día después del último presunto ataque ucraniano a un sitio militar en la península anexionada por Rusia, son los ejemplos más recientes de los aprietos que está pasando Moscú durante su invasión de Ucrania, una guerra que va a cumplir seis meses.
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Rusia tomó la Península de Crimea en 2014 y desde entonces fue una base segura para lanzar ataques contra Ucrania en la guerra que comenzó el 24 de febrero, pero en los últimos días, varias explosiones destruyeron aviones rusos en una base aérea en Crimea y las municiones explotaron el martes.
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Ucrania no ha llegado a reclamar la autoría de alguna de las explosiones, pero el presidente Volodymyr Zelenskyy aludió a los ataques ucranianos detrás de las líneas enemigas después de las explosiones más recientes del martes.
Por su parte, la propia Rusia reconoció que un “acto de sabotaje” provocó las explosiones e incendios del martes en un almacén de municiones cerca de Dzhankoi, en la antes segura Crimea.
La serie de ataques representó el último revés para Moscú, que comenzó su invasión con la esperanza de tomar Kiev —la capital— y gran parte del país en un ataque relámpago, pero pronto se empantanó ante una resistencia más feroz de lo esperado de parte de las fuerzas ucranianas.
A medida que la guerra se acerca a la marca del medio año, las dos partes están ahora involucradas en una guerra de desgaste, luchando pueblo por pueblo, principalmente en el este del país. Los ataques en Crimea podrían abrir un nuevo frente que representaría una escalada significativa en la guerra y estiraría aún más los recursos militares de Rusia.
“Es probable que los comandantes rusos estén cada vez más preocupados por el aparente deterioro de la seguridad en Crimea, que sirve de base de retaguardia para la ocupación”, tuiteó el miércoles el ministerio británico de Defensa.
Sin embargo, no estaba claro si los ataques en Crimea destrabarían el estancamiento, ya que las fuerzas ucranianas y rusas se están desgastando mutuamente en una guerra que ha expulsado a millones de personas de sus hogares, ha interrumpido el suministro de alimentos en todo el mundo y ocasionalmente ha despertado la preocupación por un accidente nuclear.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, tenía previsto viajar a Ucrania para reunirse en la ciudad occidental de Leópolis con el presidente Zelenskyy, y con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Se esperaba que hablaran de los envíos de grano y de una posible misión de investigación a la central nuclear de Zaporiyia, que está bajo control ruso y que Kiev y Moscú se acusan mutuamente de atacar.
Las explosiones e incendios del martes en Crimea arrasaron un depósito de municiones cerca de Dzhankoi, lo que provocó escenas de caos cuando unas 3.000 personas tuvieron que ser evacuadas.
En un vívido recordatorio de la vulnerabilidad rusa en Crimea, el líder regional de la península, Sergei Aksyonov, dijo que las autoridades seguían combatiendo el miércoles los incendios con ayuda de un helicóptero, mientras las municiones continuaban estallando. Dijo que se estaba realizando una búsqueda de los autores del ataque.
El periódico de negocios Kommersant dijo que también se habían registrado explosiones el martes en una base en Gvardeyskoye, en el centro de la península. Las autoridades rusas seguían sin hacer comentarios al respecto el miércoles.
El reporte británico de inteligencia dijo que Gvardeyskoye y Dzhankoi “acogen dos de los aeródromos militares rusos más importantes en Crimea”.
Una semana antes, el ejército ruso en Crimea se vio en aprietos luego de que Ucrania dijo que nueve aviones rusos habían quedado destruidos en varias explosiones en la base de Saki. Moscú dijo entonces que un cigarrillo mal apagado podría haber sido la causa del siniestro, una explicación que provocó la burla de las autoridades ucranianas, que entonces insinuaron su participación en el ataque, pero se abstuvieron de atribuirse la responsabilidad directamente.
En el frente oriental, los dos bandos seguían atascados y la brutalidad de los ataques causaba aún más muerte y destrucción.
En la región de Donetsk, que recibía el grueso de la ofensiva rusa, dos civiles murieron y siete resultaron heridos por proyectiles rusos lanzados contra varias poblaciones.
Mientras tanto, en el sur, los bombarderos rusos de largo alcance dispararon misiles de crucero a la región de Odesa durante la noche y dejaron cuatro heridos, según el vocero de la administración regional de Odesa, Oleh Bratchuk.
En la ciudad de Mykolaiv, también en el sur, dos misiles rusos dañaron el edificio de una universidad el miércoles, sin dejar heridos.
Fuerzas rusas también atacaron Járkiv, en el noreste, y varias zonas de la región durante la noche y causaron daños en edificios e infraestructura civil, aunque no hubo víctimas.