LIMA (AP) — El ministro de Defensa peruano José Gavidia renunció el miércoles a su cargo por “motivos personales”, aunque su salida ocurre mientras el funcionario es investigado por la fiscalía por presunto peculado.
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Su dimisión, que aún debe ser aprobada por el presidente Pedro Castillo, se produce días después de una operación del ejército contra el grupo maoísta Sendero Luminoso en el mayor valle productor de cocaína.
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Gavidia publicó su carta de dimisión en Twitter y luego dijo a la radio local Exitosa que sus deseos de dimisión habían sido conversados “hace unas semanas” con el mandatario Castillo.
La fiscalía investiga a Gavidia por el presunto delito de peculado por viajar con sus tres hijas en una nave militar durante su gestión, que comenzó en febrero.
Gavidia anunció la semana pasada que los militares habían ingresado al campamento del último jefe de Sendero Luminoso, Víctor Quispe, alias “camarada José”, en una zona casi inaccesible del bosque amazónico. Quispe huyó y dos militares resultaron muertos y otros dos heridos.
Gavidia indicó que la operación militar empezó en el distrito rural de Vizcatán del Ene, en “la zona más difícil y dura”, de unos 30 kilómetros cuadrados y cubierta de vegetación. La región tiene abismos, trampas y es un terreno “que ha sido preparado por años por los delincuentes terroristas”.
Esta es la primera vez que los militares ingresan al campamento del “camarada José”, que opera en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, el lugar de mayor producción de cocaína en Perú.
Según las autoridades, los sobrevivientes de Sendero Luminoso -que son menos de 300- se dedican a proteger los cargamentos de cocaína que narcotraficantes sacan vía terrestre y aérea desde ese valle. También dependen de las extorsiones a obras de construcción y taladores de madera.
En la ofensiva militar contra Sendero Luminoso entre 1980 y 2000 murieron casi 70.000 peruanos, de acuerdo con cifras oficiales. Las acciones del grupo terrorista decayeron desde la captura de su líder histórico, Abimael Guzmán, en 1992.
Perú es el segundo productor mundial de cocaína, según la agencia antinarcóticos estadounidense DEA.