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Castro deja caer su teléfono durante juego de Piratas

El dominicano Rodolfo Castro, de los Piratas de Pittsburgh, se quita la gorra tras conseguir el último out de la octava entrada del juego ante los Diamondbacks de Arizona, el martes 9 de agosto de 2022 (AP Foto/Rick Scuteri) AP (Rick Scuteri/AP)

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PHOENIX (AP) — La situación causó risa porque era fácil entenderla.

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Rodolfo Castro, pelotero dominicano de cuadro de los Piratas, se quedó mirando hacia el piso, donde estaba el teléfono móvil que se le había caído del bolsillo el martes por la noche durante un juego de las Grandes Ligas. También el coach de la antesala Mike Rabelo quedó confundido al mirar el dispositivo que no debía estar ahí pero que terminó junto a la almohadilla por un descuido del pelotero dominicano.

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Incluso el umpire de tercera Adam Hamari tuvo la reacción perfecta. Llamó la atención de Castro y señaló hacia abajo, donde estaba el teléfono que salió volando del bolsillo posterior del jugador, mientras se deslizaba de cabeza en la colchoneta.

Hamari hizo un esfuerzo notorio para no reírse. Muchos en las Grandes Ligas y en las redes sociales se divirtieron abiertamente.

“Evidentemente, eso es algo que no debió ocurrir”, dijo el manager de los Yanquis, Aaron Boone.

Pero pasó, como le ha ocurrido a mucha gente. ¿Quién no conoce a alguien cuyo teléfono haya sonado en una boda, un funeral, una escuela o una iglesia? ¿O a una persona que se haya lanzado a una piscina sólo para percatarse que su teléfono seguía en el bolsillo posterior?

Hay que ser sincero.

Pero este descuido ocurrió en un juego de las mayores, que se transmitía en directo por la televisión. Así, el video se ha vuelto viral.

“Sólo recuerdo que me vestí, me puse los pantalones, tomé algo para comer, fui al baño”, dijo el jugador de 23 años el martes, tras la derrota de los Piratas por 6-4 ante Arizona. “Nunca me pasó por la mente siquiera que llevaba todavía el teléfono”.

Algunos en el béisbol dijeron que no hay excusa. Taijuan Walker, lanzador derecho de los Mets, dijo que “la imagen no fue buena en absoluto”.

“Eso no debió pasar”, dijo. “Y si pasó, algunos veteranos debieron intervenir”.

Otros se mostraron más comprensivos. Christian Walker, primera base de los Diamondbacks, comentó que lo último que hace antes de ingresar en el terreno para jugar es llamar a su esposa. Nunca ha llevado su teléfono al terreno, pero admite que casi le ha ocurrido.

“He bajado por los escalones y dicho: ‘¡Mi teléfono está todavía en mi bolsillo!’”, relató Walker. “Simplemente no he pensado siquiera en eso. Entonces corro hacia arriba y lo dejo”.

Corey Dickerson, jardinero de los Cardenales, se mostró también empático.

“Puedo imaginar totalmente lo que ocurrió antes del comienzo del juego”, dijo. “Los chicos están ya con el uniforme, escuchan música, obviamente mediante Bluetooth en su teléfono, andan por ahí y se preparan. Se quitan los auriculares y se concentran en estirarse y estar listos a tiempo... Definitivamente puedo imaginarlo”.

Walker consideró que lo más extraño fue que el incidente ocurrió hasta el cuarto inning.

“¿Él no se sentó encima del teléfono en la banca durante la pausa entre las diferentes entradas?”, preguntó.

Castro dijo que se puso en el bolsillo también el guante que usa para deslizarse y se olvidó del teléfono. Así, había un objeto que amortiguaba la sensación de llevarlo.

Independientemente de lo que ocurrió, muchos en el mundo del béisbol se rieron a las costillas del infielder.

“Pienso que es gracioso”, dijo el taponero de los Rockies, Daniel Bard. “No tengo idea de qué hacía con eso ni de cómo se le olvidó. Uno puede sentir que está en el bolsillo. No sé realmente qué pensar de eso. Es divertido”.

No es ni de lejos la primera vez que un teléfono aparece en un campo deportivo profesional. Uno de los ejemplos más famosos llegó hace casi 20 años, cuando Joe Horn, receptor de los Saints de Nueva Orleáns, extrajo un teléfono con diseño de almeja que había escondido entre los cojines del poste del gol de campo.

Luego actuó, fingiendo que había recibido una llamada tras lograr un touchdown.

Desde luego, hay razones legítimas por las que la oficina de las Grandes Ligas no quiere teléfonos en el terreno.

Las mayores han adoptado incluso una postura más severa contra el uso de tecnología por parte de los jugadores desde que los Astros de Houston usaron transmisiones de TV para robar las señales de los equipos rivales durante la campaña de 2017, cuando ganaron la Serie Mundial, y en la temporada siguiente.

Jeff Luhnow, gerente general de los Astros, y el entonces manager A.J. Hinch fueron suspendidos durante toda la campaña de 2020. Los Astros debieron pagar una multa de 5 millones de dólares y renunciar a sus selecciones de primera y segunda ronda del draft en 2020 y 21.

Semejante medida disciplinaria parecería un exceso en la situación de Castro, pero los teléfonos siguen prohibidos en el terreno. Las Grandes Ligas no han anunciado castigo alguno contra Castro.

“Estoy seguro de que tendremos noticias de la liga, pero creo que todos, incluidos los umpires —quienes de nuevo manejaron todo estupendo— pensamos que se trata sólo de un chico que cometió un error y puso su teléfono en el bolsillo”, comentó el manager de los Piratas, Derek Shelton. “No hubo intención de usarlo o de hacer algo con esto”.

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Los periodistas de la AP, Tim Booth en Seattle, Jerry Beach en Nueva York y Jack Magruder en Denver, contribuyeron con este despacho.

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