MADRID, 8 Ago. (EDIZIONES)
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Astrid, de dos años y medio, y Porridge, de sólo unos meses, son una pareja de zarigüeyas de Virginia que fueron rescatadas y a las que se está cuidando para que recuperen la salud con la esperanza de devolverlas a la naturaleza.
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Rose, de 27 años, técnica veterinaria que vive en el noroeste del Pacífico, es voluntaria en un refugio local de animales salvajes, que empezó a acoger a zarigüeyas bebé huérfanas hace unos seis años, abría su casa a las zarigüeyas que tenían alguna dolencia para darles la mejor vida posible.
A Astrid le encanta arreglarse y ponerse los sombreros, pero siempre le hace saber a Rose cuando no está interesada, mientras que Porridge aún está buscando su lugar en el mundo de la moda y todavía se está acostumbrando al accesorio.