JERUSALÉN (AP) — Una investigación del gobierno israelí sobre el uso de una potente tecnología de espionaje por parte de la policía halló que la fuerza la usó solo tras obtener una orden judicial, pero la magnitud de los datos recabados excedió a la autorizada.
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La investigación se realizó luego que el diario financiero local Calcalist reportó que la policía israelí usó Pegasus, una sofisticada tecnología de espionaje desarrollada por la compañía israelí NSO Group, para vigilar a personajes públicos.
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El Ministerio de Justicia rechazó en febrero las versiones, afirmando que no había evidencia alguna de que la policía hackeara ilegalmente los teléfonos de las personas mencionadas en el reporte.
La investigación, a cargo del vicefiscal general Amit Marari, divulgó el lunes más hallazgos. Enfatizó que no hay indicio alguno de que la policía usó esa tecnología para penetrar teléfonos celulares sin orden judicial. Sin embargo, añadió que cuando usó la tecnología, la policía recibió datos más allá de los delineados en los permisos.
Señaló que, si bien no hay evidencias de que esos datos adicionales fueron usados, su adquisición constituyó “un abuso de autoridad”. El comunicado no menciona el nombre de la tecnología usada.
El reporte de Calcalist causó gran revuelo a nivel nacional, a tal punto de que el entonces primer ministro Naftali Bennett calificó las acusaciones de “sumamente graves”. El Ministerio de Justicia lanzó su propia investigación luego de que Calcalist publicó su serie de artículos en enero.
La policía aplaudió los resultados de la investigación, expresando que demostró que “no se realizó actividad ilegal alguna”.
“Estas graves acusaciones contra la conducta policial resultaron ser erróneas, pero desafortunadamente causaron gran perjuicio a la confianza pública hacia la policía”, señaló la policía en su comunicado.
Pegasus es una potente herramienta de espionaje que permite intervenir un teléfono celular y copiar su contenido —incluyendo mensajes, fotos, contactos y ubicación geográfica— sin que el dueño del teléfono se dé cuenta.
Han surgido acusaciones de que la tecnología ha sido usada por gobiernos contra activistas de derechos humanos, periodistas y opositores. En noviembre, Estados Unidos prohibió su uso, afirmando que ha sido empleada para “actividades de represión transnacional”.
NSO sostiene que le vende su producto solo a entidades gubernamentales para luchar contra la delincuencia y el terrorismo, y que todas las ventas son reguladas por el gobierno israelí. La compañía no identifica a sus clientes y dice no saber contra quién es usada la tecnología. Aunque asegura tener mecanismos para evitar el abuso de la herramienta, admite que no controla cómo los clientes la usan.
La Asociación de Derechos Civiles en Israel denunció que la investigación demuestra “defectos significativos” en la protección de la privacidad y los derechos de sospechosos. Pidió a las autoridades prohibir el uso de la tecnología hasta que se aprueben leyes que regulen su uso.
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Joseph Krauss contribuyó desde Ottawa, Canadá.