La Organización Mundial de la Salud (OMS) no ve necesaria la vacunación masiva contra la viruela del mono pero sí la vacuna posexposición, e informó que está trabajando con la Unión Europea, una de las regiones más afectadas con 12 mil de los 16 mil casos reportados, en la liberación de vacunas, así como con otros socios para determinar un mecanismo de coordinación mundial para la distribución de las mismas.
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Ahora bien, el director de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, avisó que las vacunas por sí solas no son suficientes para detener la epidemia y que las personas que están en riesgo también tienen que tomar medidas.
La recomendación actual para las personas con viruela del mono es que se aíslen y no viajen hasta que se recuperen, y los casos de contacto deben controlar su temperatura y vigilar otros posibles síntomas durante el periodo de 9 a 21 días.
“Cualquier persona que hubiera estado expuesta a alguien con viruela del mono debería vacunarse primero”, dijo la especialista en esta enfermedad de la OMS, Rosamund Lewis, tras informar que actualmente se dispone de unos 16.4 millones de vacunas almacenadas y destacar la necesidad de que los países con capacidad de fabricación de diagnósticos, vacunas o terapias contra la viruela y la viruela del mono aumenten la producción y la disponibilidad de contramedidas médicas.
Además, prosigue, los países y los fabricantes deberían colaborar con la OMS para garantizar que los diagnósticos, las vacunas, los tratamientos y otros suministros necesarios estén disponibles en función de las necesidades de salud pública. “Deben hacerlo de forma solidaria y a un coste razonable para los países en los que más se necesitan con el objetivo de apoyar los esfuerzos encaminados a detener la propagación de la viruela del mono”, añadió.
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Además, la experta argumentó que aunque no se realizaron estudios sobre la compatibilidad de las vacunas Covid-19 y de la viruela del mono, administrar diferentes vacunas al mismo tiempo significa reforzar diferentes partes del sistema inmunitario.
En este sentido, la OMS aconsejó eliminar todas las barreras que impiden la realización de pruebas, la atención médica o la vacunación; proporcionar información clara sobre cómo acceder a la atención médica, dando licencia médica certificada a los pacientes mientras dure el periodo infeccioso para que puedan aislarse según sea necesario; eliminar estigmas; y mejorar la información; limitar las parejas e interacciones sexuales.
Al mismo tiempo, aconsejó a los países tomar medidas para reducir el riesgo de contagio; aumentar de forma significativa y rápida las capacidades nacionales de vigilancia, investigación, diagnóstico y rastreo de contactos de la viruela del mono para ayudar a identificar y rastrear todos los casos posibles; colaborar con los grupos y comunidades de riesgo y sus dirigentes para elaborar y difundir mensajes cruciales destinados a reducir la transmisión y fomentar la utilización de los servicios sanitarios; y realizar una colaboración interregional, basada en la voluntad política, para generar las pruebas que apoyen el uso de vacunas y antivirales para la viruela del mono, así como para dirigirlos a las poblaciones con mayor riesgo de infección.
“Los países deben adherirse a los principios de equidad, ayudando a garantizar que las vacunas y los antivirales lleguen a quienes más los necesitan, en lugar de almacenar suministros y actuar por su cuenta, acciones que sólo son perjudiciales para el bien público en general, como hemos visto durante la respuesta al Covid-19″, aseguró Kluge.
¿Qué es una vacuna posexposición?
De acuerdo con la página web oficial de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la profilaxis posterior a la exposición o posexposición (PEP) es la única manera de disminuir el riesgo de contraer una infección en las personas que se expusieron ante algún virus, por ejemplo el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Debido a esto, la utilización de la PEP es parte integrante de la estrategia general de prevención, pues cuenado se inicia hasta 72 horas después de la exposición, la posexposición reduce en más de 80% el riesgo de contagio.
Las directrices de la OMS sobre la PEP se actualizaron en el 2014 y, por primera vez, las recomendaciones de la PEP abarcan todos los tipos de exposición y todos los grupos de la población, incluidos los adultos, los adolescentes y los niños.
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