WASHINGTON (AP) — El COVID-19 ha dejado al presidente Joe Biden con una voz profunda y áspera, y con una tos persistente, las cuales fueron notorias durante una reunión del viernes por videoconferencia con su principal equipo económico. Pero el presidente trató de dar un tono tranquilizador, declarando al principio: “Me siento mucho mejor de lo que me oigo”.
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Biden se quitó una mascarilla y bebió un sorbo de agua de un vaso al iniciar la reunión para hablar del descenso de los precios de la gasolina en las últimas semanas. Se permitió a los periodistas entrar en un auditorio de la Casa Blanca en el que estaban sentados los asesores para ver unos minutos de la reunión. Cuando le preguntaron cómo se sentía Biden, mostró un pulgar hacia arriba.
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Los médicos del presidente dijeron que sus síntomas leves de COVID estaban mejorando y que estaba respondiendo bien al tratamiento, mientras la Casa Blanca se esforzaba por dar la imagen de un presidente que sigue trabajando a pesar de su enfermedad. Recibió su informe de seguridad diario través de una videollamada.
Por separado, el presidente chino Xi Jinping deseó a Biden una “pronta recuperación”.
Biden tenía una temperatura de 37,4 ° C (99,4 F) el jueves, pero eso bajó con Tylenol, según una nueva nota del doctor Kevin O’Connor, el médico personal del presidente. Otras mediciones, como el pulso, la presión arterial, la frecuencia respiratoria y la saturación de oxígeno fueron normales, dijo O’Connor, aunque la Casa Blanca no dio a conocer cifras específicas.
El presidente completó su primer día completo de Paxlovid, el tratamiento de terapia antiviral destinado a reducir la gravedad del COVID, y los principales síntomas de Biden fueron secreción nasal, fatiga y tos, dijo O’Connor.
Pero O’Connor subrayó que el presidente —que está vacunado y ha recibido dos refuerzos— seguía teniendo un buen pronóstico.
“No ha habido nada en el curso de su enfermedad hasta ahora que me dé motivos para alterar esa expectativa inicial”, escribió.