MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
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Dolores Delgado ha puesto fin a su mandato al frente de la Fiscalía General del Estado argumentando motivos de salud, tras someterse a una operación de columna vertebral que no le permite estar en "las condiciones físicas exigidas para tan alta función", haciendo un balance "satisfactorio" de estos dos años y medio que, sin embargo, han estado marcados por la crítica desde sus inicios, ya que dejó el ministerio de Justicia para ocupar ese puesto.
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Su sucesor será Álvaro García Ortiz, fiscal de sala y jefe de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado (FGE), que hasta ahora ha ejercido de mano derecha de Delgado, según ha avanzado 'El Confidencial'. Pertenece a la Asociación Progresista de Fiscales (UPF), que llegó a presidir.
Delgado llegó a la FGE en febrero de 2020 procedente del Ministerio de Justicia, que había dirigido hasta un mes antes, lo que supuso que su mandato como fiscal general arrancara con controversia. Las fuentes fiscales consultadas señalan que este fue un "pecado original" del que no pudo desprenderse. Sin embargo, ella defendió que no debía entenderse como "una debilidad" sino como "una fortaleza".
De hecho, PP y Vox recurrieron ante el Tribunal Supremo (TS) el nombramiento de Delgado como fiscal general del Estado, al considerar que no cumplía con los criterios de idoneidad e imparcialidad exigibles por haber sido ministra de Justicia, si bien el alto tribunal los inadmitió por falta de competencia, lo que ha llevado a ambos partidos a acudir al Tribunal Constitucional (TC).
Lejos de aminorar, la polémica en torno a su figura ha ido creciendo estos años. Así, este mismo mes la Asociación de Fiscales (AF) ha vuelto a solicitar al TS que anule el nombramiento de Eduardo Esteban Rincón como fiscal de sala de Menores, una designación en la que Delgado insistió después de que el alto tribunal la anulara por falta de motivación.
El descontento en buena parte de la carrera fiscal con Delgado quedó patente en las recientes elecciones al Consejo Fiscal, el órgano asesor de la fiscal general. El pasado mayo, la AF --la mayoritaria-- arrasó al adjudicarse seis de los nueve puestos electivos, mientras que la Unión Progresista de Fiscales (UPF) --a la que perteneció Delgado-- pasó de cuatro a dos y la Asociación Profesional Independiente (APIF), también crítica, logró entrar con un asiento.
Precisamente, su primer acto oficial tras reincorporarse de la baja médica fue la despedida del Consejo Fiscal saliente y la constitución del entrante, donde aprovechó para dar un discurso donde reivindicó no solo su trabajo en la FGE sino también durante su etapa como ministra de Justicia.
Así, valoró la ampliación de la plantilla del Ministerio Público, destacando que en los últimos cuatro años "se habrán creado 210 plazas de fiscales", así como el avance en materia de paridad, dado que el porcentaje de mujeres que ostentan cargos directivos de la carrera fiscal ha pasado de un 38% en 2019 a más de un 46% en 2022.
LA 'ENMIENDA DELGADO'
Cabe recordar que Delgado se despide de la FGE sin poder incorporarse directamente como fiscal de sala al Tribunal Supremo, ya que la enmienda --incluida en la ley Concursal-- que lo habría permitido para ella y para los fiscales generales que la sucedieran acabó retirándose.
Miembro de la carrera fiscal desde 1989, su primer destino fue en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña desde 1990, adscrita a los Juzgados del Prat de Llobregat, donde formó parte de las nuevas áreas de menores, antidroga y medio ambiente.
Poco después, en 1993, fue destinada a la Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional, desde donde dirigió operaciones contra organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y al blanqueo de capitales.
Fue en 2004 cuando se incorporó a la Fiscalía de la Audiencia Nacional trabajando en casos de terrorismo. Tres años después, fue designada como coordinadora contra el terrorismo yihadista.
Además, fue la fiscal del primer juicio que se iba a celebrar en España por crímenes contra la humanidad en aplicación del principio de la jurisdicción universal sobre los crímenes cometidos en la dictadura argentina.
En 2011, Delgado colaboró con la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) en la investigación del 'caso Libia', sobre los crímenes ocurridos durante la llamada 'Primavera Árabe'. Preparó la documentación de la orden de arresto contra el fallecido dictador libio Muamar Gadafi.
LA SOMBRA DE VILLAREJO
Sus inicios en el Ministerio de Justicia se vieron igualmente convulsionados por la difusión --dos meses después de tomar posesión-- de unas grabaciones de una conversación que tuvo lugar en 2009 en el restaurante Rianxo de Madrid, entre el comisario jubilado José Manuel Villarejo y Delgado, que acudió al encuentro acompañando al ex juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón para celebrar la medalla al mérito que habían concedido al ex policía.
Delgado aseguró que los audios publicados estaban manipulados, pues eran "trocitos solapados, puestos y pegados" y negó haber mantenido alguna "cita en ningún aspecto profesional" con el ex comisario.
Esta misma semana, el juez del 'caso Villarejo', Manuel García Castellón, ha ofrecido a Delgado personarse como perjudicada en una de sus piezas separadas, 'Pit', ante las referencias explícitas que se hacen sobre ella en algunos de los audios que figuran en la causa.
Delgado, que se definió como "una fiscal de trinchera", ha reconocido en el comunicado difundido por FGE lo "difícil" de dar este paso, si bien subraya que "se han cumplido los objetivos del proyecto, en el que se han logrado hitos históricos para la carrera fiscal y la justicia española".