KIEV, Ucrania (AP) — El hecho más reciente de una letanía de horrores en Ucrania se registró esta semana, cuando un misil ruso cayó sobre la población civil que se hallaba en un concurrido centro comercial, lejos del frente de una guerra en su quinto mes.
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El momento en que se ocurrió probablemente no haya sido una coincidencia.
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Si bien gran parte de la guerra de desgaste en el este de Ucrania ocurre oculta a la vista, la brutalidad de los ataques con misiles rusos contra un centro comercial en la ciudad central de Kremenchuk y edificios residenciales en la capital, Kiev, estuvo a la vista de todo el mundo, especialmente de los líderes de Occidente que se reunieron para un trío de cumbres en Europa.
¿Fueron los ataques un mensaje del presidente ruso Vladimir Putin cuando Occidente buscaba dotar a Ucrania de armas más efectivas para reforzar su resistencia y llevar a Ucrania al camino que llevará al país unirse a la Unión Europea?
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, así lo sugirió cuando los misiles impactaron en la capital el 26 de junio, tres días después de que líderes de la UE acordaron por unanimidad convertir a Ucrania en un país candidato para sumarse al bloque.
Fue “tal vez un ataque simbólico” cuando el Grupo de los Siete y posteriormente los líderes de la OTAN se preparaban para reunirse y ejercer más presión sobre Moscú, de acuerdo con Klitschko. Al menos seis personas murieron en el ataque en Kiev que desplomó un edificio de apartamentos.
El excomandante general de las fuerzas del Ejército de Estados Unidos en Europa, el teniente general retirado Ben Hodges, fue más allá al relacionar el ataque con las reuniones.
“Los rusos están humillando a los líderes de Occidente”, sostuvo.
Un día después del ataque de Kiev, mientras los líderes del G7 se reunían en Alemania para discutir un mayor respaldo a Ucrania durante su cumbre anual, Rusia disparó misiles contra un centro comercial abarrotado en la ciudad de Kremenchuk, en el centro de Ucrania, matando al menos a 19 personas.
El momento de ambos ataques parecía estar yuxtapuesto con las reuniones europeas del presidente estadounidense Joe Biden, el primer ministro británico Boris Johnson, el canciller alemán Olaf Scholz y el presidente francés Emmanuel Macron, todos partidarios de Ucrania.
Desafiando la evidencia, Putin y sus funcionarios niegan que Rusia haya atacado áreas residenciales. Putin ha negado que las fuerzas rusas hayan atacado el centro comercial Kremenchuk, señalando que los misiles iban dirigidos a un arsenal cercano. Pero funcionarios y testigos ucranianos dijeron que un misil impactó directamente en el centro comercial.
No fue la primera vez que los estallidos de violencia han sido considerados ampliamente como señales del descontento de Moscú. A fines de abril, misiles rusos cayeron en Kiev apenas una hora después que el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy sostuviera una conferencia de prensa acompañado por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres —que se encontraba de visita.
“Esto dice mucho sobre la verdadera actitud de Rusia hacia las instituciones globales”, dijo Zelenskyy en ese entonces. Por su parte, el alcalde de Kiev calificó el ataque como la forma en que Putin muestra el “dedo medio”.