ROMA, 30 (EUROPA PRESS)
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"El Papa Francisco no ha podido reunirse esta mañana con la delegación del Comité Judío Internacional debido al empeoramiento del dolor en la rodilla", ha anunciado en un comunicado el Vaticano tras difundir a la prensa acreditada el texto preparado para el Santo Padre y leído en su nombre por el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch.
En los últimos días se ha visto al pontífice caminando con la ayuda de un bastón como punto de apoyo y sin la silla de ruedas que ha usado desde principios de mayo para desplazarse. Sin embargo, era notable su forma de caminar pausada y renqueante.
El Papa --que cumplirá 86 años en diciembre y cuyo problema en la rodilla derecha le ha obligado a aplazar el viaje que tenía previsto del 2 al 7 de julio a la RCD y a Sudán del Sur-- admitió a mitad de junio que la vejez impone "límites" como a él que para "caminar" tiene que usar "un bastón". "Cuando uno es viejo, no puede hacer las mismas cosas que cuando era joven. El cuerpo tiene un ritmo diferente, debemos escucharlo y aceptar sus límites. Todos tenemos límites: incluso yo tengo que caminar con un bastón", dijo Francisco durante una audiencia general.
Francisco mantiene en agenda el viaje apostólico a Canadá, del domingo 24 al sábado 30 de julio. La primera parada será en Maskwacis, donde se encontrará con las poblaciones indígenas first nations, métis e inuit. El martes presidirá la Santa Misa en el Commonwealth Stadium de Edmonton y la liturgia de la Palabra en el Lac Ste Anne Pilgrimage. Al día siguiente pondrá rumbo a Quebec, donde se reunirá con el gobernador y el primer ministro. Ese mismo día tendrá lugar el encuentro con las autoridades civiles. En Quebec también presidirá la Misa en el santuario de Sainte Anne de Beaupré, y mantendrá un encuentro con religiosos y agentes de pastoral en la catedral de Notre Dame.
El 29 de julio se verá en privado con los miembros de la Compañía de Jesús y viajará hasta Iqaluit para reunirse con alumnos de las escuelas residenciales implantadas en el siglo XIX y en activo hasta 1996 que forzaban la separación obligada de los niños y sus familias y se llevaba a cabo una política de asimilación que les impedía hablar su idioma o practicar su cultura. Muchas de ellas estaban gestionadas por la Iglesia católica.