LA HABANA (AP) — Una agencia de Naciones Unidas que apoya la producción agrícola a nivel global ha invertido en la última década 169 millones de dólares en Cuba, especialmente en el sector cooperativo, mientras observa el desarrollo de los nuevos actores económicos que se están abriendo en la nación caribeña como las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
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El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) trabajó en tres proyectos desde que se abrió la cooperación con la isla, informó el martes en conferencia de prensa Juan Diego Ruiz, coordinador para México, Centro América y el Caribe de la organización.
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La primera iniciativa buscó fortalecer la producción de granos como el frijol y el maíz, base de la dieta local y acaba de concluir; la segunda se enfocó en la ganadería, sobre todo extracción de leche y está en mitad de su desarrollo y una tercera para el tradicional cultivo del café que todavía tiene cinco años por delante.
Se trabajó con 562 cooperativas y más de un centenar de prestadoras de servicios, beneficiando a unas 42.000 familias, explicó un documento entregado por la organización que depende de las Naciones Unidas y movió fondos de Francia, España, Alemania y China.
La alimentación y la producción de viandas, vegetales, carne y leche se encuentra en crisis en la isla y algunos productores se quejan de restricciones por parte del gobierno, mala organización de la distribución de su productos y falta de insumos como equipamiento. Las autoridades suelen argumentar que las sanciones de Estados Unidos les limitan capacidades sobre todo la compra de vitales herbicidas y fertilizantes.
Mediante este programa de FIDA se apoyó a la isla con maquinarias de riego, secadoras de granos, tractores, deshierbadoras, aspersores y mochilas de fumigación, entre otros, indicaron funcionarios.
“Uno siempre aspira a más de lo que hace. Teniendo en cuanta el contexto complejísimo de los últimos tres años, los resultados han sido satisfactorios, están ahí las cifras”, subrayó Ruiz.
La organización no trabaja con productores individuales, sino organizados, explicó por su parte Antonio Vadell, uno de los consultores de la delegación de Ruiz.
“No podemos y no debemos repartir maquinaria individualmente, porque sería un desperdicio de recursos”, señaló Vadell. “Tratamos de que esa tecnología se use al máximo y se comparta en las asociaciones de campesinos y es parte de nuestra metodología”.
Sin embargo, Ruiz agregó que se observa con detalle el desarrollo de los flamantes actores sociales —nuevas cooperativas y pymes-- en Cuba para ofrecerles ayuda financiera y técnica. “Nos interesa explorar este nuevo universo”, aseguró.
Cuba abrió el año pasado, tras cinco décadas de prohibición, la posibilidad de que los cubanos constituyan sus propias pymes, priorizando incluso a las que se dedicarían a la industria agroalimentaria.