ROMA, 15 (EUROPA PRESS)
"Cuando uno es viejo, no puede hacer las mismas cosas que cuando era joven. El cuerpo tiene un ritmo diferente, debemos escucharlo y aceptar sus límites. Todos tenemos límites: incluso yo tengo que caminar con un bastón", ha dicho Francisco durante la audiencia general de este miércoles.
Hablando de forma improvisada, el Papa ha dicho que "hay que aprender a elegir qué hacer y qué no hacer". "El vigor del cuerpo falla y nos abandona, aunque nuestro corazón no deje de anhelar. Hay que aprender entonces a purificar el deseo: a ser paciente, a elegir qué pedir al cuerpo, a la vida", ha manifestado.
El Papa ha reflexionado sobre el episodio de la Biblia que narra la curación de la suegra de Pedro, uno de los milagros de Jesús, que sucede después de que hubiera predicado en la sinagoga de Cafarnaún.
Así, el pontífice ha detallado que la enfermedad "pesa sobre los ancianos de una manera diferente y nueva que cuando uno es joven o adulto". "Es como un duro golpe que cae en un momento ya difícil. La enfermedad del anciano parece acelerar la muerte y, en todo caso, disminuir ese tiempo de vida que ya consideramos corto", ha detallado.
Del mismo modo, ha revelado que surge entonces "la duda" de que no habrá recuperación tras la enfermedad. "Surge la duda de que no nos recuperaremos, de que esta vez será la última vez que me pongo enfermo', aparece ... Y así llegan estas ideas. No se puede soñar con la esperanza en un futuro que ahora parece inexistente", ha indicado.
En su alocución ha citado al escritor italiano, Italo Calvino, que observó "la amargura de los viejos que sufren la pérdida de las cosas del pasado" más de lo que "disfrutan la llegada de lo nuevo". También ha condenado "el invierno demográfico" que "no hace niños" y hace que haya "más ancianos que jóvenes".
PROBLEMAS DE SALUD
Desde hace semanas, el problema de ligamentos y de desgaste del cartílago que arrastra Francisco en la rodilla derecha ha empeorado y ha tenido que usar silla de ruedas para sus desplazamientos en el Vaticano. El Papa padece además un dolor en el nervio ciático que le hace caminar con una pronunciada cojera. Se trata de un problema recurrente para el Pontífice, que en febrero tuvo que anular un viaje a Florencia.
El año pasado tuvo que ser operado de una estenosis diverticular grave con signos de diverticulitis esclerosante. Desde que empezó su papado, Francisco sólo había sido operado de cataratas en diciembre de 2019. En aquella ocasión se trató de una simple intervención en la vista, de rutina, realizada con láser, que no hizo que tuviera que ser ingresado más allá de unas pocas horas que no influyó en su agenda.