ROMA, 15 (EUROPA PRESS)
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El Papa quiere que la Iglesia católica establezca "itinerarios de acompañamiento" en una pastoral específica para los divorciados vueltos a casar y para las parejas que ya conviven antes del matrimonio. Así lo ha puesto de manifiesto en el prólogo al Itinerario catecumenal para la vida matrimonial del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida que ha publicado este miércoles en el Vaticano.
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"Es mi ferviente deseo que a este primer Documento le siga cuanto antes otro, en el que se indiquen métodos pastorales concretos y posibles itinerarios de acompañamiento, dedicados específicamente a aquellas parejas que han experimentado el fracaso de su matrimonio y viven en una nueva unión o se han vuelto a casar civilmente", explica
De hecho, subraya que la Iglesia quiere estar cerca de estas parejas y caminar también con ella para que no se sientan abandonadas y puedan encontrar en las comunidades lugares accesibles y fraternos de acogida, de ayuda al discernimiento y de participación.
Así, ha llamado a las iglesias locales a erigir caminos pastorales concretos y posibles que acompañen específicamente a aquellas parejas que han experimentado el fracaso de su matrimonio y viven en una nueva unión o se han vuelto a casar civilmente.
Por otro lado, destaca la necesidad de evitar las rupturas y ha destacado la preparación al matrimonio como un "antídoto" para evitar la proliferación de celebraciones matrimoniales nulas o inconsistentes.
"Prevenir las rupturas, en efecto, es un factor decisivo hoy en día para evitar las separaciones, que pueden deteriorar y dañar irremediablemente el vínculo", explica.
En este sentido, alerta de la "grave preocupación" que le produce que con una preparación demasiado superficial, las parejas corran el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se "desmorone" en poco tiempo y no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables.
Francisco también se refiere a la situación de las familias con problemas que dejan profundas heridas en las personas. En este sentido, recuerda que la Iglesia es una madre y que "una madre no tiene preferencias entre sus hijos" sino que debe dar a todos el mismo cuidado, la misma atención y el mismo tiempo.
"Al igual que los sacerdotes y las personas consagradas, los matrimonios también son hijos de la madre Iglesia, y una diferencia de trato tan grande no es justa", avisa.
También recuerda que las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada surgen precisamente de las familias, que son las que componen el tejido de la sociedad y "remiendan sus desgarros con paciencia y sacrificios diarios". "Es un deber de justicia para la Iglesia madre dedicar tiempo y energías a preparar a quienes el Señor llama a una misión tan grande como la familia", subraya.
Francisco pide así que la parroquia o la comunidad dispongan de un servicio pastoral de acompañamiento de las parejas en crisis, al que puedan acudir quienes perciban que se encuentran en esta situación particular.
En este sentido, el Vaticano sugiere que sean los cónyuges, especialmente los que han vivido una crisis después de haberla superado, los que se conviertan en "acompañantes" de las parejas en dificultad o ya divididas.
Del mismo modo, el documento Itinerario catecumenal para la vida matrimonial del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida apunta que "s urgente poner en marcha proyectos de formación destinados a las parejas que acompañan tanto a los que están en crisis como a los separados, con el fin de crear las condiciones para un servicio pastoral que responda a las necesidades de las familias y, también, de los hijos.
SEPARACIÓN INEVITABLE
Con todo, el Vaticano reconoce que hay situaciones en las que la separación es inevitable y, al citar la encíclica del Papa 'Amoris Laetitia', se afirma que a veces puede llegar a ser incluso "moralmente necesaria", cuando precisamente se trata de sustraer al cónyuge más débil, o a los hijos pequeños, de las heridas más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la explotación, la ajenidad y la indiferencia.
Para el Vaticano, es importante "acompañar [también] pastoralmente a los separados, los divorciados y a los abandonados". Además, pone especial atención a la necesidad de "acoger y valorar especialmente el dolor de quienes han sufrido injustamente la separación, el divorcio o el abandono, o bien, se han visto obligados a romper la convivencia por los maltratos del cónyuge".
Finalmente, el documento defiende que hay que alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar, que a menudo son testigos de la fidelidad matrimonial, a encontrar en la eucaristía el alimento que las sostenga en su estado.