LONDRES (AP) — La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, lanzó el martes su campaña a favor de un nuevo referendo por la independencia de Escocia, con el argumento de que beneficiaría económicamente al país salir de Reino Unido.
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Sturgeon, quien encabeza el Partido Nacional Escocés y el gobierno descentralizado de Escocia, dijo que es el momento adecuado para reiterar los argumentos a favor de la salida.
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“Después de todo lo que ha sucedido —Brexit, COVID, Boris Johnson— es hora de presentar una visión distinta y mejor”, dijo al presentar el primero de una serie de documentos en los que su gobierno defiende la independencia.
Escocia rechazó la independencia en un referendo en 2014, en el cual el 55% de los votos fueron a favor de la permanencia en Reino Unido.
Sturgeon ha dicho que quiere realizar un nuevo referendo antes del fin de 2023. Eso requeriría la aprobación del gobierno de Reino Unido, cuyo jefe, el primer ministro Boris Johnson, sostiene que la votación de 2014 resolvió el asunto de una vez por todas.
Pero Sturgeon sostiene que el panorama ha cambiado desde entonces, sobre todo porque Gran Bretaña salió de la Unión Europea, medida a la que se opusieron la mayoría de los escoceses.
“De haber sabido en 2014 todo lo que sabemos ahora sobre el camino que tomaría Reino Unido, no tengo dudas de que Escocia hubiera votado por el sí”, agregó Sturgeon en entrevista con la BBC. Su partido y el Partido Verde tienen la mayoría en el Parlamento.
La oficina de Johnson rechazó nuevamente el intento.
“La posición del gobierno de Reino Unido es que éste no es el momento para hablar de un nuevo referendo”, afirmó el vocero de Johnson. “Confiamos en que el pueblo de Escocia quiere y espera que sus gobiernos se concentren en el costo de la vida global, la guerra en Europa y los asuntos que importan a las familias y las comunidades”.
Escocia, como Gales e Irlanda del Norte, tiene su propio Parlamento y gobierno descentralizado, con poder para aprobar medidas sobre la salud pública, la educación y otros asuntos, pero el gobierno de Reino Unido en Londres controla la defensa y la política fiscal, entre otros poderes.