BRUSELAS, 8 (EUROPA PRESS)
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En un aplaudido discurso en la explanada del Palacio de la Nación de Kinshasa junto al presidente congoleño, Felix Tshisekedi, el rey belga ha expresado que "lamenta profundamente" las "heridas del pasado". "Aunque muchos belgas estaban sinceramente comprometidos y amaban profundamente al Congo y su gente, el régimen colonial como tal se basaba en la explotación y la dominación", ha señalado.
"Este régimen era el de una relación desigual, en sí misma injustificable, marcada por el paternalismo, la discriminación y el racismo. Dio lugar a exacciones y humillaciones", ha ahondado el monarca, en su primera visita a la excolonia desde que llegó al trono en 2013.
En este viaje le acompaña el primer ministro belga, Alexander De Croo, quien ha valorado como "histórico" el discurso en Kinsasha y ha destacado las menciones del monarca al "profundo lamento por heridas pasadas".
"Miramos hacia el futuro, con un fuerte deseo de cooperar y enriquecer aún más los lazos humanos entre Bélgica y la República Democrática del Congo", ha afirmado el liberal flamenco en un mensaje en redes sociales.
Con este discurso, el rey belga ha seguido la línea marcada en 2020 cuando, coincidiendo con el 60 aniversario de la independencia de la antigua colonia, ya tuvo palabras de condena del pasado colonial. "Deseo reafirmar mi más profundo pesar por estas heridas del pasado, un lamento sincero que expresé en la carta que le dirigí al señor presidente, hace ya dos años", ha indicado.
Igualmente, ha tenido una mención en favor de la integridad territorial del país, "una gran preocupación compartida". "Hoy la inestabilidad en el este del país, donde con demasiada frecuencia reinan la violencia inhumana y la impunidad, sigue siendo una gran fuente de preocupación para todos nosotros. Esta situación no puede continuar", ha asegurado.
En este sentido, el rey Felipe ha considerado una responsabilidad compartida poner fin a estos problemas, tras señalar que ya Patrice Lumumba, primer dirigente congoleño tras la independencia expresó su voluntad de mantener unida a la nación congoleña.
Con la vista puesta en el futuro, el monarca ha asegurado que Bélgica y República Democrática del Congo deben unir fuerzas para hacer frente a los numerosos desafíos comunes, asuntos que requieren de "un gran sentido de la colaboración, una verdadera asociación de iguales y creatividad a la altura de los desafíos actuales".
Así, ha recalcado que ambos países, situados en el centro de sus continentes, tienen que buscar soluciones regionales, ya que el éxito de las próximas generaciones en Europa y África, "depende en gran medida de la capacidad, hoy, de cooperar con lucidez y convicción".