ROMA, 8 (EUROPA PRESS)
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"Una cosa es el bienestar y otra cosa es la alimentación del mito. No se puede negar, sin embargo, que la confusión entre los dos aspectos nos está creando una cierta confusión mental. Confundir el bienestar y, otra, alimentar el mito de la eterna juventud", ha asegurado el Pontífice durante la audiencia general de este miércoles que ha celebrado en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Francisco ha alertado así del peligro de someterse a "tantos trucos, tantas cirugías plásticas para mostrarse jóvenes". A continuación se ha referido a la actriz italiana a Anna Magnani (7 marzo 1908- 26 septiembre 1973), estrella del neorealismo italiano, que se negó a quitarse las arrugas. "Ella dice: No, no toques mis arrugas. Tantos años he necesitado para tenerlas, no se tocan", ha explicado.
Para el Papa, "las arrugas son un símbolo de experiencia, de vida, de madurez, un símbolo de haber hecho un camino. No tocar (las arrugas) para convertirse en jóvenes, pero jóvenes en apariencia". "Lo que interesa es toda la personalidad, el corazón y el corazón queda con aquella juventud del vino bueno que cuanto más envejece más bueno es!", ha añadido arrancando los aplausos de los presentes.
El Papa ha dedicado la catequesis de la audiencia general a la "vejez" y ha criticado que la sociedad actual la desprecie "olvidando que la vida terrenal es un inicio y no una conclusión" porque se camina hacia la eternidad.
Así, ha arremetido contra el mito de la eterna juventud que espera "vencer a la muerte" y usa artilugios para "mantener vivo el cuerpo con la medicina y los cosméticos, que ralentizan, esconden, eliminan la vejez".
Francisco ha reflexionado sobre la figura de Nicodemo, un anciano del Nuevo Testamento a quien Jesús le dice que para "ver el Reino de Dios" hay que "renacer desde lo alto".
"La vejez es, un momento especial para desprender el futuro de la ilusión tecnocrática de la supervivencia biológica y robótica, pero sobre todo porque se abre a la ternura del seno creador y generador de Dios", ha afirmado.
Del mismo modo, el Pontífice ha condenado la "cultura del descarte" contra los ancianos "porque les considera inútiles"."Los ancianos son los mensajeros del futuro. Los viejos son los mensajeros de la ternura. Los viejos son los mensajeros de la sabiduría de una vida vivida. Sigamos adelante y veamos a los viejos", ha dicho.
Por último, Francisco ha recordado que este miércoles la Iglesia celebra a San Eduviges, apóstol de Lituania y ha animado a acudir a su intercesión para pedir por la "paz en Europa".