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El Banco Mundial rebaja previsiones y alerta del mayor riesgo de estanflación

La invasión rusa de Ucrania ha agravado los daños relacionados con la pandemia de Covid-19 y acentuado la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación, según el último informe 'Perspectivas económicas mundiales', elaborado por el Banco Mundial.

Archivo - Robot en una fábrica. Industria 4.0 MICROSOFT - Archivo (MICROSOFT/Europa Press)

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MADRID, 7 (EUROPA PRESS)

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"Este contexto aumenta el riesgo de estanflación", advierte la institución, que ha recortado al 2,9% su previsión de crecimiento para 2022, frente al 4,1% anticipado en enero, mientras que espera que el ritmo de expansión oscile en torno a ese ritmo durante el período 2023-24, a medida que la guerra en Ucrania afecte la actividad, la inversión y el comercio, la demanda reprimida se disipe, y vayan eliminándose las políticas monetarias y fiscales acomodaticias.

En el caso de las economías avanzadas, las nuevas previsiones del Banco Mundial apuntan a una expansión del 2,6% este año y del 2,2% en 2023, frente al 3,8% y el 2%, respectivamente, que anticipaba en enero, mientras que para 2024 espera un crecimiento del PIB del 1,9%.

En concreto, ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para Estados Unidos, con una expansión del 2,5% en 2022 y del 2,4% un año después, cuando en enero había proyectado un crecimiento del 3,7% y del 2,6%, respectivamente. De cara a 2024, el Banco Mundial espera una expansión de la mayor economía mundial del 2%.

Para la zona euro, las previsiones de la institución apuntan a un crecimiento del PIB del 2,5% en 2022 y del 1,9% los dos siguientes años, rebajando así respectivamente en 1,7 y 0,2 puntos porcentuales sus pronósticos de enero.

En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, el crecimiento se frenará al 3,4% este año, frente al 4,6% anticipado previamente, con una expansión del 4,2% en 2023, dos décimas menos que lo previsto en enero, y del 4,4% en 2024.

Como resultado de los daños derivados de la pandemia y la guerra, el Banco Mundial prevé que el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará este año casi un 5% por debajo de su tendencia previa a la pandemia.

"La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan al crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión", afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass, para quien se requieren cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la desigualdad.

En cuanto a la evolución de los precios, el Banco Mundial prevé que la inflación global será moderada el próximo año, pero probablemente seguirá por encima de las metas de inflación en muchas economías. De hecho, advierte de que si la inflación continúa siendo elevada, esto podría traducirse en una marcada desaceleración mundial, acompañada de crisis financieras en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo.

Asimismo, en su análisis, la institución señala que la coyuntura actual se asemeja a la de la década de 1970 en las perturbaciones continuas del lado de la oferta, que favorecen la inflación, precedidas por un período prolongado de política monetaria altamente acomodaticia en las principales economías avanzadas, así como en las perspectivas de menor crecimiento y vulnerabilidades que los mercados emergentes y en desarrollo afrontan respecto de la aplicación de una política monetaria restrictiva que será necesaria para poner freno a la inflación.

Sin embargo, el episodio actual también difiere del que se vivió en los años setenta en múltiples dimensiones, incluyendo la fortaleza del dólar, los menores porcentajes de aumento de los precios de los productos básicos, y la mayor solidez de los balances de las principales instituciones financieras.

"Lo que es más importante, a diferencia de los años setenta, los bancos centrales de las economías avanzadas y muchas economías en desarrollo tienen, en la actualidad, mandatos claros para la estabilidad de los precios y, durante las últimas tres décadas, han establecido un historial creíble de cumplimiento de sus metas de inflación", explica la entidad.

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